Como parte de una estrategia que busca hacer extensivo el acompañamiento técnico desde el Estado hacia los productores, las Agronomías de Zona en Catamarca se destacan por ser las delegaciones que logran ese vínculo entre ambos extremos de la cadena. Pertenecientes a la Dirección de Extensión Rural de esa provincia, que se ubica dentro del paraguas del Ministerio de Inclusión y Sistema Productivo, estas instituciones son caracterizadas por sus integrantes como una especie de “INTA más pequeño”.
“Las Agronomías de Zona son delegaciones de nuestro ministerio. Los productores canalizan a través de ellas lo que les está ocurriendo. Eso puede ir desde algún fenómeno como una helada, caída de granizo, incendios o hasta una sequía. Nosotros a su vez lo vinculamos con las autoridades superiores para poder llevarles alguna solución”, explicó a Bichos de Campo Dardo Daniel Olea, ingeniero agrónomo y coordinador de las Agronomías de Zona en el Valle Central de Catamarca.
Esto se traduce en que los especialistas deban estar capacitados casi en todas las problemáticas que los productores puedan enfrentar.
“Hay mucha diversidad. Las condiciones climáticas que tenemos son tan grandes que podemos hablar de producción forrajera, horticultura, fruticultura, producción de nogales, olivos, peras, manzanas, etc. Tenemos muchos tipos de producción”, reconoció Olea.
“Tenemos que saber que todavía en Catamarca existe la producción de subsistencia, la producción familiar y eso una forma de de sobrevivir a toda esta situación tan delicada que estamos pasando”, agregó a continuación.
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-¿Te gusta el trabajo?- le preguntamos al agrónomo.
-Para mí es una debilidad la agronomía. Toda mi vida he trabajado en esto, desde viveros, a empresas agropecuarias olivícolas. Hice mis estudios de formación en la Facultad de Ciencias Agrarias, en la Universidad Nacional de Catamarca, y hoy estoy en una de las cátedras de la Facultad, en la de Malezas y Terapéutica Vegetal. Me siento orgulloso de ser parte de mi facultad.
-¿Cómo agrónomo sentís que hace falta aplicar mucha tecnología en el sector?
-Hace poco tuvimos una charla sobre la instalación de drones en la provincia. Es una tecnología que se debería haber instalado hace años acá. Tenemos que entender que los sistemas más tecnificados son herramientas a las que tenemos que decirles que sí, porque no tenemos forma de trabajar de otra manera. Son herramientas necesarias que nos vienen a solucionar problemas y que están a nuestro alcance.
-Los agrónomos están más preparados para captar la tecnología. La quieren y la necesitan. ¿Los productores la aceptan o los ves recelosos?
-Y yo te puedo decir que no es fácil. Creo que la concientización es difícil y por ahí ese arraigo que tienen de años hace que el cambio de mentalidad no sea sencillo. Cambiar el pensamiento y decir mirá papá, mirá abuelo, dejemos el riego convencional y pasemos a un sistema presurizado, no es fácil. Cuesta el cambio de un riego a través de un surco hecho con pala que a uno presurizado, ya sea por goteo o por pulso. Queda en nosotros tratar de buscar las formas, en identificar esa debilidad de ese pequeño productor que te llama a gritos y que por ahí no sabe cómo expresarse. Nosotros tenemos que buscar cómo llegar a ellos.