El mercado ganadero cerró una nueva semana con precios en alza. Esta tendencia se comenzó a evidenciar en el cierre de la semana previa.
Si bien la oferta no fue poca, en los tres días de operaciones en el Mercado de Liniers nunca bajó de las 9 mil cabezas, se notó que falta ganado liviano terminado a corral, que es la categoría que abastece al consumo interno de mayor poder adquisitivo. Se notó también más interés de parte de matarifes y frigoríficos que se animaron a pagar entre 2 y 5 pesos más por kilo vivo que la semana pasada.
“Hay que seguir de cerca el negocio porque hay cambios continuos y parece que comenzó la suba”, indicó un importante consignatario de Liniers.
Por los novillitos y vaquillonas hubo precios de entre 115 y 125 pesos por kilo vivo con precios máximos superiores. Los novillos promediaron 115 pesos, lo que significa una suba de 2,5% respecto del viernes pasado y de 16% con relación a mediados de septiembre.
Los novillitos en Liniers, en tanto, cerraron el viernes promediando 119 pesos pesos. Eso implica una suba de 3,4% respecto del cierre de la semana pasada y de 11% con relación a mediados de septiembre. Las vaquillonas se ubicaron en 117 pesos. Subieron 5,4% en sólo una semana y 15% por respecto a mediados de septiembre.
Finalmente, las vacas y toros -cuya carne termina en China- tuvieron subas mayores. La vaca aumento en promedio 20% en los últimos dos meses y los toros 22%.
De todos modos, los valores del ganado para faena todavía no sirven para que el eslabón del engorde sea reantable. Según la Cámara de Feedot por animal terminado se pierden 7.220 pesos y eso porque el maíz disponible aumentó 80% interanual. En igual porcentaje subieron los terneros que le compran a los criadores, mientras que la carne aumento 55% y la hacienda para faena 50%.
Además al valor de venta de los feedlots hay que restar los costos comerciales y al de compra de hacienda de invernada hay que sumárselo, con lo cual la brecha no baja del 40%. Desde este punto de vista, la carne al consumidor debería estar más cara todavía.
Ese desfasaje entre valor de compra, alimentación e ingreso por ventas se sostuvo durante casi todo el año, lo que generó pérdidas en el proceso del engorde final. En este cuadro, los feedlots están reduciendo sus stocks para no perder tanto dinero. Por eso el mercado reacciona y los precios suben. En algún momento llegará a las carnicerías.