La campaña algodonera terminó con un balance positivo para esa cadena. Carlos Almiroty, de la Cámara Agodonera Argentina, dijo a Bichos de Campo que “fue un año muy bueno” en cuanto a rendimientos, ya que se alcanzaron en muchos casos “los 1.000 kilos de fibra por hectárea, cuando el promedio es de entre 600 y 700 kilos”. Los resultados le devolvieron la sonrisa a un sector que temió por un final poco feliz en este ciclo agrícola.
El empresario dijo que, además, los industriales y productores se vieron beneficiados por la mejora de la competitividad cambiaria que les permite acceder mejor a los mercados internacionales y capturar precios más altos.
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Almiroty explicó que las ventas a los mercados mundiales permitió el cobro en dólares y con plazos cortos, mientras que en otros años, el mayor peso del mercado local implicaba el cobro con plazos mayores y en pesos, algo que en definitiva significaba valores a la baja, teniendo en cuenta el efecto de la inflación.
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La combinación de mayores rendimientos con ingresos más altos permite pensar en un incremento de la inversión en el sector para el ciclo 2018/19. Como reza el dicho, el productor reinvierte en el campo lo que gana. “Este año relevamos una superficie sembrada de 350.000 hectáreas, pero hay opiniones de que podría crecer 20 o 30% para alcanzar las 400.000 a 500.000 hectáreas de siembra”, y así recuperaría lo implantado años atrás.