Uno de los hechos salientes de la Exposición Rural de Palermo es el debut de varias razas nuevas. Una de ellas es la San Ignacio, que se luce en uno de los boxes del Pabellón Ocre, aguardando el momento de la jura clasificatoria. Se trata de una nueva raza de bovinos creada por la Cabaña Santa Julia de la Universidad Católica de Córdoba (UCC).
El ingeniero agrónomo Franco Martino, del equipo de gestión de los establecimientos agropecuarios de la UCC, contó que trajeron dos toros San Ignacio, y explicó que “es una raza carnicera desarrollada en la Universidad Católica de Córdoba, a partir del cruzamiento de cuatro razas (Tuli, Aberdeen Angus, Hereford y Simmental) buscando resaltar las cualidades de cada una de ellas para lograr un animal muy carnicero, de muy buena actitud, con mayor rusticidad”.
Respecto del trabajo de investigación y desarrollo que fructificó en la raza San Ignacio, Martino destacó: “sin duda que el logro más festejado es comprobar que esta raza es una herramienta más para producir, que pueden tener accesibilidad los productores a utilizarla para cruzar con sus propios animales o para criar de forma pura, apuntando justamente a mejorar la productividad de la ganadería del país”.
La Universidad no solo exhibe estos animales en Palermo sino que desembarcó con otros para participar en el campeonato de novillos y block test, con buen suceso.
El Centro de Reproducción Animal de la Universidad Católica de Córdoba (CRAUCC) funciona desde hace más de 25 años dentro de la Estación Zootécnica Santa Julia. Cuenta con habilitación de Senasa para la producción de semen y embriones y su comercialización nacional e internacional. El Centro cuenta con dos laboratorios, uno para el procesado y congelado de semen y otro para el lavado, clasificación y congelado de embriones, además de una sala para el almacenamiento del material genético producido.
En Palermo, Martino demostró las características de los San Ignacio observando a ‘Caldén’, un toro de tres años de edad. “Tiene orejas más bien pequeñas, posicionadas de una forma perpendicular a la dirección de la cabeza. Su cogote es musculado, no tiene una presencia de giva. Posee un gran desarrollo muscular, bien característico de un macho. Tiene un gran arco costal; es un toro muy profundo y podemos ver en su cuarto posterior el desarrollo de musculatura. Ahí está su gran valor carnicero”, concluyó.
También indicó que esa raza taurina “no desarrolla prepucio pendular, está bien pegado al abdomen, que es una característica muy importante porque en sectores donde hay mucho monte o ramas agresivas suelen tener algún problema los animales con prepucios pendulares. Es algo que preserva la masculinidad de los toros y, además, son toros que se rompen muy poco, se adaptan muy bien a condiciones adversas y se van desarrollando conforme van dando sus servicios”.
Junto a Martino, al cuidado de los dos toros San Ignacio está también Ignacio Tomás, ambos del equipo de trabajo de la UCC, ambos satisfechos “por el revuelo que armó la presencia de los toritos”.