“Una idea innovadora, con ganancias tan jugosas como la planta utilizada”. Así es como el productor Sebastián del Moral define al proyecto ganadero que lo mantiene ocupado, tanto a él como a su familia, desde hace más de 30 años en La Rioja.
Caracterizada por tener un clima semiárido, con bajas precipitaciones y escasa humedad, la actividad ganadera en aquella provincia encuentra el desafío de crecer con poco forraje a disposición. Esto se replica en San Juan, el norte de Córdoba, Catamarca y parte de Santiago del Estero, donde el costo en alimentación golpea la rentabilidad de los productores locales.
“La ganadería bovina representa una de las principales actividades económicas en muchas regiones del país. Sin embargo, los altos costos de los insumos, en especial de los alimentos balanceados, y la creciente escasez de recursos naturales como el agua, han generado la necesidad de investigar alternativas sostenibles y económicamente viables para garantizar la rentabilidad del sector”, señala del Moral, en el marco de una iniciativa que bautizó como Nopal Green.
Tal y como su nombre “spoilea”, el nopal (Opuntia ficus indica), una variedad de cactácea que crece en abundancia en esa región, aparece como una opción eficiente para la alimentación del ganado bovino, gracias a su bajo requerimiento hídrico y su alto contenido de agua, fibra, energía y minerales. Nopal es el nombre más utilizado en México, pero aquí muchos conocen esa planta, aunque no sea exactamente lo mismo: El nopal es la planta, un tipo de cactus, mientras que la tuna es el fruto comestible que produce el nopal.
“Más de 30 años de prueba y error nos han demostrado que el nopal complementa o reemplaza los forrajes tradicionales, manteniendo una buena condición corporal del ganado, y contribuyendo así su productividad. Podemos decir y demostrar que logramos criar hasta 1.000 vacas en 50 hectáreas”, asegura el ganadero.
Según sus estimaciones, en zonas con 350 milímetros anuales se necesitaron, históricamente, unas 12 hectáreas para criar a 1 bovino. En cambio, en lugares donde las lluvias alcanzan los 700 milímetros anuales, la relación pasa a ser de 1 a 5 hectáreas por animal. En campos que del Moral califica como “premium”, con regímenes de lluvias de superan los mil milímetros anuales, la región pasa a ser de 1 hectárea cada 3 o 4 animales.
Con la incorporación del nopal en las dietas, estas estadísticas podrían emularse en zonas semiáridas, permitiendo no solo “reducir considerablemente los costos de alimentación”, sino también “promover un modelo de producción más ecológico y autosuficiente”.
Esta planta se puede administrar en forma fresca o picada, en forma ensilada (para las épocas de escasez), o deshidratada, como suplemento energético. Además, al ser perenne, con mantenimiento adecuado puede producir entre 20 y 30 años.
“Como experiencia personal, hemos llegado a la conclusión de que en una hectárea se pueden criar hasta veinte animales (vacas/vientres), por lo cual es un proyecto altamente rentable y conveniente”, señala del Moral, que también marca su impacto social en términos de la mano de obra que podrían generar las plantaciones a escala.
Desde el punto de vista productivo, el riojano destacó dos experiencias realizadas en los últimos años con muy buenos resultados.
“En el año 2003 compramos 4 vacas de la raza Holando, desde la provincia de Córdoba, que producían entre 14 y 16 litros diarios de leche en su finca de origen, alimentadas con alfalfa y maíz. Seguimos dándole el mismo alimento, y en el primer mes de producción notamos que no se compatibilizaban económicamente los ingresos con los egresos, lo que nos llevo a darles nopal, sumado a una pizca de sal para que aprendieran a comer este nuevo alimento. La primera semana bajaron a casi 8 litros por vaca, la segunda semana subieron a entre 10 y 11 litros, y entre la tercer y cuarta semana las vacas estaban dando de 14 a 18 litros por día por vaca. No tan solo sostuvieron sus rindes estándares, sino que algunas mejoraron”, relata el productor.
Otra prueba tuvo como protagonistas a 2 vacas de entre 5 y 6 años de edad, recién paridas y con sus crías al pie. Tras ser alimentadas a base de nopal por 100 días, los animales demostraron tener un mejor volumen corporal, pelaje notoriamente más brilloso, al igual que los terneros.
Frente a estos resultados, del Moral busca difundir esta alternativa y capacitar a otros ganaderos de la zona, para que sumen esta cactácea a sus planteos.
“El uso del nopal como alimento primario en la ganadería representa una alternativa clave, viable, sustentable y rentable para zonas con recursos limitados. Su alto contenido de agua y azúcares solubles, junto con su bajo requerimiento de mantenimiento, permite disminuir considerablemente los costos de producción, sin comprometer la salud ni la productividad del ganado”, concluye el productor.