La actividad molinera está desplegada en todo el país. Y la historia de esa actividad es tan extensa que hay empresas más nacieron incluso antes que la Constitución Nacional de 1853. Pero eso no quiere decir que todavía en los molinos trabajen como en los tiempos de ñaupa.
La industria molinera ha puesto bastante tecnología y seso para mejorar y modernizar sus procesos, entre ellos el embolsado y transporte de la harina.
En un congreso de molinería latinoamericana en Paraguay, Bichos de Campo conoció el caso de la firma MRG Equipamientos, una industria ubicada en la localidad santafesina de Carcarañá que se ha abocado, sobre todo, a la automatización de una etapa clave en los molinos: el despacho de carga. Mejor dicho, la propia empresa se presenta diciendo: “fabricamos maquinaria para el embolsado de productos solidos irregulares, granos y polvo”.
En realidad, MRG puede fabricar equipos a medida para toda la industria alimenticia, aunque su fuerte está en el sector harinero. Así lo explicó el gerente comercial de la firma, Emanuel Piccolotti, quien destacó la fuerte presencia que tienen en el mercado nacional y sus deseos de expandirse aún más tras las fronteras.
Por eso nos lo encontramos en Asunción, Paraguay. Aquí podés ver la nota:
Parece que “hombrear” bolsas está cayendo en desuso en los molinos más importantes del país y eso es, en parte, gracias a MRG, porque proveen de maquinaria diseñada a medida para automatizar el último paso de la línea productiva. Lo que ofrecen es reducir costos y personal y hacer más eficiente la carga de la harina para salir en los camiones.
A pesar de ser muy específico, su ámbito no es acotado. En el portfolio de productos de MRG, el abanico es bastante grande: venden embolsadoras, transportadores, tolvas, dosificadores, balanzas, ensacadoras, sistemas de paletizado, enlonadores, brazos colocadores y equipos de carga.
Además, como sus embolsadoras de boca abierta o valvuladas sirven para productos sólidos, granos y polvo, pueden trabajar junto al rubro cementero, de fertilizantes y de alimentos balanceados.
Con base en Carcarañá, un pueblo de no más de 20.000 habitantes a 45 kilómetros de Rosario, la empresa fue fundada en 1992 por María Rosa Glardon y su marido Miguel Scattolini. “El nombre tiene algo romántico”, señaló Emanuel, pues MRG son las siglas de la fundadora y fue el propio Miguel quien decidió homenajearla de ese modo.
Su inicio es un tanto fortuito. Es que el impulso por especializarse en un proceso tan particular se los dio un molino centenario de Carcarañá. Se trata del establecimiento Juan Semino, que fue fundado por un ingeniero ferroviario incluso antes que el municipio y por mucho tiempo proveyó de electricidad a los vecinos.
“Lo primero que construimos para Molinos Semino fue una embolsadora valvulada para harina”, recordó Piccolotti. Hoy, ese es uno de sus productos más importantes, porque permite empaquetar la harina que baja del molino de forma más rápida y precisa. En algunos casos, señaló el gerente comercial, pueden llegar a las 2400 bolsas por hora.
“Molinos Semiro fue uno de los pilares más importantes de nuestros comienzos”, destacó Emanuel, que considera que otra cuota en la historia de esa industria la aportó Cargill, para cuyos molinos harineros también desarrollaron maquinaria específica en sus comienzos.
“Cargill llevó a Miguel, el dueño, a Brasil a ver unos equipos. Querían que hiciera algo mejor que eso y con inventiva propia”, explicó. Y así fue como surgieron los primeros equipos de carga a camión, compuestos por cintas retráctiles que permiten que un sólo operario pueda mover todas las bolsas.
Aunque ya pasó mucho tiempo, en Molinos Cañuelas (que compró las plantas de Cargill) todavía funciona ese sistema de transporte. “Eso es 100% MRG. En la Argentina hay 60 equipos de esas características y son todos de nuestra industria”, destacó Piccolotti.
Sin ese impulso inicial, la historia tal vez hubiera sido distinta. Hoy, en su fábrica trabajan unas 35 personas de forma permanente y otras tantas en algunos de sus procesos tercerizados. Es industria santafesina que funciona a pleno y que tiene cabeza para ganar puestos en mercados de la Región.
Sin ir más lejos, ya tienen clientes en Bolivia, Paraguay, Chile y Uruguay y, asegura Piccolotti, “en Argentina ya más de la mitad de los molinos tienen maquinaria MRG”. El horizonte es reforzar la presencia nacional y, a la vez, llegar a todo Sudamérica.
Mientras tanto, la inventiva no se detiene. La última “joyita” que lanzaron al mercado es un robot completamente automático, que arma los pallets y los entrega para que se despache en el camión. No necesita de personal que lo asista y parte de unas 600 bolsas por hora, con posibilidad de ampliarse.