Según las observaciones del OCLA (Observatorio de la Cadena Láctea), el 2024 finalizó con una producción de leche de 10.585 millones de litros. Esto implicaría, de confirmarse luego la estadística, que la oferta desde los tambos se redujo 6,5% en relación a 2023.
Aunque el dato es demoledor y marca que la producción lechera sigue en su eterno estancamiento (desde hace casi tres décadas que los volúmenes de leche son los mismos), no se puede echar culpas esta vez a la política doméstica, que siempre fue tan errática y contraproducente. Y que volvió a pegar un giro de 180 grados con el primer año de gestión de Javier Milei.
La mayor explicación de este retroceso hay que buscarla en la sequía de 2023. “El año 2024 arranca con el arrastre de la seca de 2023, el cese de actividad de algo más del 4% de los tambos y venta de vacas en torno al 6%. A esto se suma que el año presentó en sus inicios índices de temperatura y humedad muy altos y un importante desfinanciamiento en la mayoría de las unidades productivas. La sumatoria de estos factores confluyeron en una caída de producción que acumuló a abril un 14,5% de baja interanual”, explicó el balance anual del OCLA.
Esta es la evolución histórica de la producción de leche en Argentina. Como se ve, esta ha sido la peor temporada en cinco años, pues desde 2019 que la producción no caía por debajo de los 11.000 millones de litros.
Según esta estimación preliminar, la producción medida en sólidos útiles (grasa butirosa + proteína), tendrá un comportamiento similar de caída, ya que los tenores de grasa butirosa y proteína promedian valores casi iguales que el año anterior.
La buena noticia es que esta curva de descenso productivo comenzó a revertirse y que para los próximos meses se espera una recuperación. En su estimación, el USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) “proyecta un repunte sustancial en la producción de leche para 2025, estimado en 11.351 toneladas métricas (11.020 millones de litros de leche)”.
El propio OCLA consultó a las empresas su visión para 2025 e hizo su propio pronóstico de producción, que también muestra una recuperación.
“Esta estimación surge de la información aportada por 15 industrias lácteas que reciben y procesan alrededor del 49% de la leche de Argentina, sin ninguna otra intervención de OCLA sobre dichos números, y arrojó una suba del 5,72% anual, alcanzando la producción estimada para 2025 un volumen de 11.190,2 millones de litros de leche”.
Veremos, todo es posible. Lo cierto es que recién hace un par de meses la curva comenzó a moverse y la producción superó a la de igual mes de 2023. “Noviembre y diciembre últimos, presentaron valores interanuales positivos”, abundó el OCLA.
Este análisis sobre una recuperación de la producción, sin embargo, aparece condicionado por una serie de apuntes, que podrían alterar el curso de los acontecimientos. El Observatorio menciona:
- La reducción de los derechos de exportación en soja y otros granos que incrementarían los costos de alimentación y el valor de los arrendamientos rurales, teniendo en cuenta que algo más del 50% de la superficie destinada a la producción de leche se realiza sobre campo alquilado y un gran porcentaje de ellos están pactados en valor soja.
- La reducción en el número de vacas.
- El cese de unidades productivas.
- La continuidad en el crecimiento de la marginalidad.
- El retraso cambiario o pérdida de competitividad de nuestras exportaciones a pesar de los buenos precios en el mercado externo.
El observatorio marcó, por otro lado, que en 2024, además, y como ocurre sin prisa ni pausa en los últimos veinte años, “se continuó profundizando el proceso de concentración de la producción en unidades productivas de mayor tamaño, con alta automatización y prevaleciendo el encierre de vacas”.
cuando van a dejar el amarillismo y escribie seriamente