El virus de la fiebre aftosa volvió a estar en la agenda pública del sector agropecuario. Si bien se trata de una problemática añeja, en el último tiempo brotes registrados en Europa y Asia, hicieron levantar las alarmas en regiones que llevaban décadas sin registrar casos.
En Argentina, el debate se dio en otros términos mucho más locales: Hay quienes advierten que la decisión del gobierno nacional de levantar la barrera sanitaria y permitir el ingreso de carne vacuna con hueso a la Patagonia, representa una problemática sanitaria, pues esta región sureña tiene el status de zona libre de enfermedad sin vacunación, a diferencia de lo que ocurre en el norte.
Por ahora esta decisión se pospuso por tres meses, pero todo parece indicar que tendrá efecto, y a partir de junio ingresarán cortes bovinos a la región mencionada, generando un riesgo.
Este virus se combate con vacunas, que también su manufactura y distribución o importación estuvo en auge luego de que se desatara la batalla entre laboratorios por la producción de las mismas.
En este contexto, se conoció la buena noticia que aliviana un poco las alertas globales respecto de la fabricación de vacunas, y representa un orgullo para Argentina y sus instituciones.
Por estas horas el INTA anunció avances en el desarrollo de una vacuna que promete revolucionar el mercado de los laboratorios.
Recientemente se reportaron brotes en animales salvajes en Alemania y en bovinos en Israel y Eslovaquia, que confirman los riesgos e importancia de contar con estrategias preventivas para esta enfermedad.
Para prevenirla existen vacunas efectivas que emplean material infectivo en el proceso de producción. Muchos países deciden no tener plantas productivas de la vacuna dentro de sus territorios o prohíben trabajar con cepas diferentes a las de circulación regional, restringiendo la producción al mercado local.
Es por esto que el INTA, el National Research Council de Canadá (NRCC) y Bioinnovo –empresa de base tecnológica conformada por el INTA y Vetanco SA– trabajan con la primera vacuna contra el virus de la fiebre aftosa que no utiliza material infectivo en su proceso de manufactura.
“Se puede producir en instalaciones convencionales utilizando los mismos equipos y tecnologías que los ya empleados en la fabricación de cualquier vacuna que utilice células de mamíferos en su proceso productivo”, explicó Andrés Wigdorovitz, director de INCUINTA y Bioinnovo.
“Se trata de una solución segura, eficaz y con perspectivas de posicionarse como una alternativa superadora en cuanto a requerimientos de seguridad y versatilidad”, aseguró también Wigdorovitz.
“Es la primera vacuna contra la fiebre aftosa en células de mamífero en no utilizar material infectivo en ninguna etapa del proceso productivo”, agregó, y destacó que “el proyecto de una vacuna recombinante para el tratamiento de la fiebre aftosa comenzó hace más de diez años en el Instituto de Virología y fue protegida por una patente a fines del año 2022”.
Por su parte, Marianela Dalghi, investigadora en Bioinnovo y responsable actual de liderar el proyecto, indicó: “Su fórmula basada en cápsides vacías recombinantes (o VLPs, del inglés Virus-Like Particles) hace que no sean necesarios procesos exhaustivos de purificación para eliminar proteínas no estructurales del virus y permite fácilmente discriminar animales infectados de vacunados (DIVA)”.
En ese sentido, al no utilizar virus infectivo en ninguna de las etapas de producción, “la fabricación de nuestra vacuna no está sujeta a las limitaciones nacionales e internacionales de manejo de cepas virales”, subrayó Dalghi. Además, destacó que “ofrece gran potencial para diversificar los portfolios vacunales, alcanzar nuevos mercados, expandir los bancos de antígeno, potenciar la capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias en el país y agilizar el desarrollo de vacunas contra cepas virales emergentes”.
En los últimos dos años de trabajo, Bioinnovo logró validar la tecnología desarrollada a escala preindustrial, y avanzar en la elaboración de la documentación necesaria para su registro.
Entre más de 1.500 postulantes, el proyecto desarrollado en conjunto por el Consejo Nacional de Investigación de Canadá (NRCC) y el INTA, actualmente liderado y financiado por Bioinnovo, ganó la 15° edición (2024) del Concurso de Soluciones Innovadoras Banco Nación, organizado por la Fundación Empretec.
La metodología actual que se empleó para producir la vacuna recombinante se basa en el crecimiento en un biorreactor de las células de mamífero CHOBRI TM que contienen la información para producir de manera inducible VLPs del virus de la fiebre aftosa.
La estrategia de optimización de la producción inducible de VLPs que se desarrolló ha sido patentada por el INTA en conjunto con el NRCC.
Los biorreactores que se utilizan son los mismos que se usan en la producción de vacunas antiaftosa para replicar a las partículas virales infectivas en células de mamífero BHK-21. Luego de que las células alcanzan una masa crítica de crecimiento, se induce la expresión de las VLPs utilizando cumato, un compuesto químico que no es tóxico y es ampliamente accesible.
Después del período de inducción, se colectan las células y se lisan, y posteriormente se somete al lisado celular a procesos de purificación. Finalmente, se adicionan adyuvantes y excipientes de modo de obtener la formulación final, a la cual se le realizan los más estrictos controles de calidad.