En el partido de 25 de Mayo, en la provincia de Buenos Aires, funciona la Escuela Agropecuaria Salesiana (EAS). Todos los años forma a casi 300 chicos en oficios y profesiones del sector agropecuario, donde tantas veces se reclama por la falta de mano de obra para trabajar en el campo.
La mayoría de los alumnos son hijos de productores, puesteros y contratistas, quienes muchas veces necesitan a futuro de un aporte de ellos a la empresa familiar.
Los chicos viven en la escuela de lunes a viernes, por lo que con el paso de los días se va transformando en su casa y las personas con las que comparten esta experiencia se convierten en su segunda familia.
Este establecimiento productivo y educativo nació en 1925 cuando la familia Unzué entregó “llave en mano” el establecimiento y 2.700 hectáreas. En su inicio era solo primaria, pero desde la década de 1960 sumó el nivel secundario.
La formación se divide en clases teóricas y en trabajos a campo en las más de 10 actividades que tienen, como la producción de cultivos extensivos de trigo, cebada, maíz, soja y girasol. Cuentan también con clases sobre el ciclo ganadero completo, producción de leche e industrialización y comercialización de la misma, además de otras actividades como la apicultura.
El sacerdote Jorge Ledesma, director de este instituto, dijo a Bichos de Campo que “se reciben chicos de hasta 200 kilómetros a la redonda”.
“Hoy tenemos 280 chicos y chicas que viven en la escuela de lunes a viernes. Es una experiencia interesante por la formación general de la escuela, la agropecuaria, que es una muy intensa por la experiencia de convivir. Se termina formando una gran familia”, afirmó.
Ledesma explicó que el 70% de los chicos terminan carreras universitarias afines a la modalidad de la escuela y el otro 30% se incorpora al mercado laboral como técnicos, generalmente haciendo tareas como capataces o responsables de algún sector productivo en empresas de la zona.
El sacerdote a cargo de la EAS indicó que “hay mucha más demanda de mano de obra de los egresados que tenemos que van a trabajar a criaderos de porcinos, feedlots, campos mixtos. Hay gran demanda de personal calificado para trabajar en el campo”.
“Aparte de esta formación técnica está la humana que implica aprender a convivir juntos, acompañar a la resolución de conflictos y enseñar a saber compartir con otros y a convivir con las necesidades de los demás. Lo que hacemos es ayudarlos a crecer, les damos herramientas para crecer”, agregó.
Por su parte el administrador de la escuela, Gonzalo López, explicó con más destalle en qué consiste la producción de ese establecimiento.
“Hacemos trigo y cebada para grano y picado. Luego se siembra maíz, que es el eje de la producción porque se usa para la alimentación animal, además de soja y girasol. En ganadería tenemos el ciclo completo y en los últimos tiempos sumamos el engorde a corral”, relató. En cuanto a la hacienda, la misma se termina solo si es negocio. Si no se vende recriada con 300 a 320 kilos. Si va a los corrales se comercializa con pesos cercanos a los 400 kilos.
“La escuela tiene un tambo con 200 vacas y eso permite llevar adelante la producción de quesos y otra parte se vende como leche fluida. Contamos con un sistema de distribución de quesos en los municipios de la zona y con un vehículo propio hacemos el reparto en comercios”, contó a continuación López.
En este establecimiento, la seca también hizo de las suyas, aunque López sostuvo que no fue tan dura como en la zona núcleo. De igual forma castigó a los maíces de primera y tardíos: “Pasa la etapa de la floración y las lluvias no aparecen. Si sigue así no se podrán hacer las siembras de los cultivos de invierno. Además, hay poco pasto disponible”, se lamentó.
En cuanto al régimen de cursada, el padre Ledesma reconoció que el ritmo es intenso. Los chicos se levantan a las 6.30 de la mañana y una hora más tarde están cursando o trabajando. La jornada culmina luego de las 5 de la tarde, momento a partir del cual se abre un espacio de recreación, se realizan otras tareas como el preparado de la cena, y se descansa para iniciar un nuevo día con las energías suficientes.