El Ministerio de Ambiente, con la firma de Juan Cabandié, estableció hoy una “Estrategia Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras (ENEEI). A través de la Resolución 211/2022, en realidad, lo que sucedió es que se avaló oficialmente un extenso documento sobre esta problemática y se reconoció el daño que este tipo de especies provocan sobre el ambiente pero también sobre la economía. Ahora, esa misma cartera “deberá arbitrar los medios necesarios para impulsar la implementación de este plan de gobierno.
Los objetivos generales de este plan (que como dijimos está contenido en un extenso documento) serán “la protección de la diversidad biológica, de los servicios ecosistémicos, de la salud, de los valores culturales y la economía frente al severo impacto que dichas especies producen sobre ellos”.
Para eso se propone articular entre diversos organismos para combatir las especies exóticas “a través de la aplicación de principios rectores tales como el de precaución, la prevención y la intervención inmediata como políticas prioritarias, la responsabilidad extendida y compartida en el control, la coordinación interinstitucional y entre jurisdicciones, la participación pública, el respeto de la diversidad cultural y de los pueblos originarios y el enfoque de género”.
En el documento se recordó que el Convenio de Diversidad Biológica define a las especies exóticas invasoras como “aquellas plantas, animales o microorganismos trasladados de manera voluntaria o accidental más allá de sus límites naturales de distribución, cuya introducción y propagación amenaza a los ecosistemas, hábitats o especies, produciendo daños económicos o ambientales”.
También considera que estas especies representan “una de las principales amenazas a la diversidad biológica” y que “los riesgos pueden aumentar debido al incremento del comercio mundial, el transporte, el turismo y el cambio climático”.
Muchas de las especies que se vuelven invasoras son trasladadas de manera intencional, con objetivos variados que incluyen la producción de madera, alimentos e insumos industriales, su uso ornamental o como mascotas, la caza y la protección de suelos. Otro conjunto también importante consigue desplazarse de manera accidental en asociación con el transporte y el comercio.
Este último es el caso, por ejemplo, de las semillas de malezas que acompañan cargamentos de semillas de especies de cultivo, de las algas, crustáceos, moluscos y pequeños peces que son transportados en el agua de lastre de los navíos, de los patógenos y parásitos que afectan plantas o animales importados,
y de los insectos que viajan con cargamentos de madera.
Ambiente recordó que “sólo una proporción de las especies introducidas en una nueva localidad se vuelven invasoras, pero el impacto de las que consiguen hacerlo resulta, en muchos casos, altamente significativo. Sus impactos se expresan en la biodiversidad, la economía, la salud y la cultura, afectando así, de manera directa o indirecta, los medios de vida de las personas”.
“A nivel mundial, el daño ocasionado por las invasiones biológicas alcanza 1,4 trillones de dólares, lo que cada año representa, aproximadamente, el cinco por ciento del producto bruto mundial”, define el trabajo homologado ahora por Cabandié, que de todos modos reconoce que “el impacto de las especies exóticas invasoras sobre la economía argentina sólo ha comenzado a evaluarse recientemente. Sin embargo, los estudios desarrollados como parte del proyecto ENEEI indican que las pérdidas asociadas a la presencia de especies exóticas invasoras en nuestro país alcanzan una magnitud equivalente a la que se conoce para otros países y regiones”.
¿Cuáles son las principales especies invasoras registradas en la Argentina y citadas en este documento ahora oficializado?
- El castor en la provincia de Tierra del Fuego representó para el año 2017 un costo estimado en unos 66,5 millones de dólares, incluyendo pérdidas del valor de la tierra en las superficies afectadas, pérdidas reportadas por interferencia con actividades productivas y pérdida de la función del bosque como sumidero de carbono, a lo que deberían sumarse otros costos.
- Las poblaciones de cerdo cimarrón (Sus scrofa) sobre la supervivencia del venado de las Pampas (Ozotoceros bezoarticus) en la provincia de Buenos Aires.
- El visón americano (Neovison vison) constituye un factor central en la declinación del macá tobiano (Podiceps gallardoi) en la provincia de Santa Cruz.
- Las poblaciones de la mojarra desnuda (Gymnocharacinus bergii), endémica del Arroyo Valcheta en la provincia de Río Negro, están afectadas por la trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss).
- El macá tobiano en la Patagonia, por las alteraciones que la trucha arcoíris produce en su hábitat.
- La herbivoría del ciervo rojo (Cervus elaphus) afecta al ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilensis) y al coihue (Nothofagus dombeyi) y puede favorecer el avance de coníferas también invasoras.
- En el noroeste argentino, el tapir (Tapirus terrestris) compite con la vaca (Bos taurus) y otros animales exóticos de uso doméstico.
- En regiones áridas y semiáridas de la Argentina distintas especies de tamarisco forman densos matorrales, consumen grandes volúmenes de agua subterránea y concentran sales en la superficie del suelo, alterando la dinámica hídrica y afectando el reclutamiento de las plantas nativas.
- El alga wakame (Undaria pinnatifida), nativa de Japón, China y Corea, fue detectada en el Golfo Nuevo, en la provincia del Chubut, en 1992, desde donde se expandió a lo largo de buena parte de la costa atlántica argentina. Se trata de una especie de mayor talla respecto de la mayoría de las algas nativas y que crece en alta densidad, alterando por completo el paisaje submarino.
- Ardilla de vientre rojo (Callosciurus erythraeus).
- Caracol gigante africano (Achatina fulica).