La Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires (Arba) confirmó hoy que mandó intimaciones a 285 frigoríficos, matarifes y mayoristas del comercio de la carne. Les reclamo en esas cartas que “cumplan con su obligación de inscribirse como agentes de percepción del Impuesto sobre los Ingresos Brutos”.
Los empresarios de la carne mascullan bronca contra esta presión del gobierno de María Eugenia Vidal, que apunta a utilizarlos como ariete de recaudación frente a uno de los sectores minoristas más díscolos a la hora de facturar, pagar impuestos y entregar facturas a sus clientes: las carnicerías. Pronto, según anticiparon a Bichos de Campo algunas fuentes del sector, habrá una reacción pública. Dicen incluso que la ofensiva de Arba está poniendo en peligro el plan para transparentar el mercado de carne, que lidera la Mesa de las Carnes y tiene el aval explícito del presidente Mauricio Macri.
Lo cierto por ahora es que Arba mando intimaciones y su director, Gastón Fossati, advirtió que “las empresas que incumplan esta responsabilidad serán inscriptas de oficio y deberán enfrentar multas de hasta $60.000 por la infracción”.
Pese a las desinteligencias que parecen existir entre el gobierno nacional y el provincial sobre la estrategia a utilizar para poder ir formalizando un sector donde los niveles de evasión son infinitos (no pueden medirse), el funcionario de Vidal aseguró que esta medida “profundiza una serie de acciones que pusimos en marcha el año pasado, en forma coordinada con AFIP, para regularizar el conjunto de la cadena cárnica que registraba un alto índice de evasión”.
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¿Cuál es la posición de Arba? Quiere que frigoríficos, matarifes y otros intermediarios, cuando efectúan ventas de carne a mayoristas y minoristas (carniceros), les descuenten una “percepción” a nombre del fisco provincial. Dicha suma de dinero se tomaría como pago a cuenta de Ingresos Brutos.
“Esa responsabilidad que Arba exige a las empresas contribuye a mejorar el cumplimiento tributario del comercio minorista de carne”, explicó el organismo, como si no fuese su responsabilidad, y si la de los frigoríficos, la de controlar que todo el mundo pague los impuestos que correspondan.
El problema, según los grandes matarifes del conurbano, es que prácticamente ningún minorista acepta que le descarguen las medias reses haciendo la facturación como corresponde. La alícuota que estas empresas deben percibir al comprador es del 1,75% sobre el valor de venta, aunque “siempre y cuando el contribuyente que adquiere la carne se encuentre inscripto en Ingresos Brutos”.
“En caso de que no lo esté, ese proporcional sube al 8%, en tanto que quienes aparecen registrados con alícuota cero en el padrón de contribuyentes que elabora mensualmente Arba no son sujetos pasibles de percepción”, aclaró el comunicado del organismo recaudador.
Empresarios de la carne indicaron que ese 8%, en un negocio que mueve enormes cantidades de dinero pero ofrece a la vez escasos márgenes a sus protagonistas, los dejaría fuera de competencia. De todos modos tropiezan con la resistencia del sector minorista (unos 60 mil carnicerías en la Provincia, según estimaciones extraoficiales), que se resisten a formalizar sus operaciones.
En la última reunión de la Mesa de las Carnes, Macri escuchó quejas respecto de esta última situación y dio órdenes a la AFIP de analizar una propuesta que permita comenzar a blanquear el fangoso mundo de las carnicerías: generar un impuesto específico al sector, que corresponda a un porcentaje bajo de cada factura de compra de la media res, y luego de recaudado sea prorrateado entre la AFIP y Arba, en concepto de IVA, Ganancias a Ingresos Brutos. Una suerte de Monotributo carnicero.
Una medida de esa naturaleza implicaría una menor recaudación en relación a los niveles de ingresos potenciales por impuestos que deberían existir si el sector estuviese en regla. Pero como hoy se recauda poco y nada, se estima que podría ser una herramienta de incrementar los ingresos del fisco y a la vez formalizar a gran cantidad de minoristas.