En abril el precio de la carne al consumidor aumentó un 4%. Ese fue el promedio de suba de los cinco cortes que mide el INDEC (asado, picada, cuadril, paleta y nalga). Según la medición del IPCVA, la suba en AMBA, el mayor centro de consumo del país, fue del 4,5%.
En tanto, la inflación del mes pasado según ése organismo fue de 8,8%, dato festejado por los funcionaros como un logro, pero que en realidad es en gran medida es consecuencia de la crisis del consumo.
En definitiva, la carne vacuna subió menos de la mitad que el promedio de precios, lo que indica que otros lo hicieron bien por encima de ese indicador. Esto supone que la carne vacuna actuó como freno a la inflación, e indica que la cadena está pagando los platos rotos de las medidas oficiales.
Los paga el consumo que está en una seria crisis. La faena vacuna y la producción de carne cayeron este año un 8%; las exportaciones crecieron en su participación en el negocio; la oferta de carne vacuna para la demanda interna se redujo a poco más de 40 kilos por habitante al año, y aun así los precios del producto en la góndola cayeron en términos reales y subieron menos que la inflación.
Los pagan los carniceros que venden cada vez menos para ganar muy poco y hacen malabares para sobrevivir y competir con los supermercados, que tienen al producto subvaluado muchas veces ya que actúa como anzuelo de consumidores.
Los pagan también los industriales que tienen incrementos en costos energéticos como la electricidad y el gas, necesarios para que funcionen las plantas frigoríficas, y continuas revisiones de paritarias. La última se cerró la semana pasada en 38%, aunque todavía no se homologó y, ante las dificultades que hay, surgen los rumores de nuevos conflictos gremiales.
Los frigoríficos, por su parte, hacen malabares para exportar con un dólar atrasado, en medio del encarecimiento continuo de su materia prima y demás insumos en pesos y en dólares.
Y, finalmente, lo pagan los ganaderos, que todavía se muestran expectantes de que se termine de ordenar la macroeconomía para dar paso a medidas que ayuden al sector.
Los precios de la hacienda están altos en dólares, pero los costos también. Los valores en el Mercado de Cañuelas (MAG) no mueven. Los días de menos oferta los novillos, novillitos y vaquillonas se comercializan entre 2000 y 2200 pesos, y cuando suben los ingresos bajan entre 1800 a 2100 pesos. Pero no pasa nada más que eso. Mientras tanto, el tiempo y la inflación van deteriorando la renta de todos los eslabones de la cadena.
El dólar flota libre pero leo aquí que que no es su precio pregunto cuál sería y en qué se basa. Referente a los precios relativos a comparación con los países se sudamérica aún están depreciados todos sin excepción por lo tanto deben cuidar sus costos
Los lobbies corporativos al palo para desestabilizar al gobierno e ir en contra de la voluntad popular, les recuerdo 56% v9tamos a Milei para que saque el pais del letargo y la corrupcion generada por las corporaciones. Los productores y los consumidores estamos esperando pacientes qie haga pelota a los intermediarios y quite los privilegios de todas las castas, hay mas de una, no solo la de les politiques.