Con el análisis de muestras recolectadas en Chaco, en Santiago del Estero y hasta en Salta, el Instituto Nacional de Semillas (INASE) confirmó lo que era un secreto a voces en la Argentina algodonera: en el país se siembra sin disimulo una variedad de algodón transgénico, el Bollgard 2 desarrollado por Monsanto, que no cuenta con al aprobación formal de las autoridades regulatorias.
No se sabe por dónde comenzó la difusión a campo de esta “algodón gris”, pero se sospecha que se ha difundido mucho por toda la geografía algodonera, a punto tal que una fuente dicho a Bichos de Campo que podría ocupar entre 30 y 50% de la superficie implantada. La variedad transgénica no autorizada bien podría haber llegado desde Paraguay o desde Brasil, donde sí está aprobada. O bien podría haberse fugado de los lugares de ensayo dentro del país.
No se sabe. Lo que se sabe sí es que el Bollgard 2 anda por ahí, retozando libre por los campos del norte algodonero. Lo admitió este viernes en un comunicado el INASE con palabras raras y lenguaje seco: “En el marco de los operativos de inspección con el objetivo de transparentar el mercado y garantizar la legalidad del origen de la semilla, se detectó la existencia de eventos de transformación pertenecientes a Organismos Vegetales Genéticamente Modificados regulados, es decir no aprobados para su difusión y comercialización en semilla de algodón”.
A primera vista, otro papelón en la historia de los OGM en la Argentina, semejante al que sucedió con la aparición del maíz GA21 a fines de los 90 o la más reciente alfalfa RR, que estaba sembrada por todo el país e incluso se ofrecía por Mercado Libre.
La Argentina ya tiene su primera alfalfa transgénica. Y es “legal”
Pero no. En este caso el papelón no le correspondería a las autoridades de Agroindustria, ya que el evento en cuestión (técnicamente se denomina
MON-15985-7 y ofrece resistencia a glifosato y a lepidópteros) hace mucho tiempo que pasó los tres filtros regulatorios (el de la Conabia, el de Senasa y el de la propia Secretaría de Agricultura) y podría haber sido aautorizado hace rato.
“Se hicieron todas las evaluaciones y las tres fueron favorables a la liberación de este evento, que además está aprobado en todo el mundo. Pero si no se aprobó fue porque Monsanto pidió frenar el trámite”, contó una fuente en Agroindustria. ¿Cómo? Así como leyó: fue la propia Monsanto la que solicitó detener la aprobación del Bollgard 2 justo cuando estaba a punto de salir. Luego de eso, la semilla de ese algodón se difundió por todo el país, sin el debido permiso. Los productores comenzaron a buscarla debido a la creciente resistencia de una plaga, la lagarta rosada, a las variedades de Bollgard 1.
El algodón, como la soja, es una variedad autógama que a la hora de reproducirse se las arregla sola. En rigor de verdad lo que sucedió con el Bollgard 2 fue que Monsanto decidió retacearlo al mercado argentino junto con su famosa variedad de soja Xtend (resistente a glifosato y Dicamba). Eran momentos en que la compañía cons ede en Sant Louis utilizaba todo tipo de recursos para forzar al país a discutir una nueva Ley de Semillas, algo que finalmente está sucediendo ahora en el Congreso.
Es decir, Monsanto suspendió el lanzamiento del Bollgard 2 como recurso para presionar al gobierno a adoptar un marco jurídico que defienda la propiedad intelectual en semillas.
La realidad fue más fuerte y se impuso, como sucedió con la “soja Maradona” en los 90 en Brasil. El Bollgard 2 ahora está sembrado por todos lados aunque ande flojo de papeles. Por lo menos esto es lo que surge de los controles del INASE, vinculados justamente con la lucha contra la semilla ilegal o no certificada. “Las inspecciones y toma de muestras fueron realizadas en deslintadoras y desmotadoras de las provincias del Chaco, Santiago del Estero y Salta, encontrándose semilla con la presencia de eventos transgénicos no autorizados”, repitió el organismo.
Lo curioso es que Monsanto ahora no existe y no puede ni siquiera se cacheteada como correspondería por la idiotez que dio origen a esta masiva fuga del algodón gris. Por estos días, la semillera líder en biotecnología agrícola está siendo absorbida por la alemana Bayer, que la compró a escala global por la friolera de 65.000 millones de dólares.
De todos modos, en octubre de 2016, antes de su venta, en el mercado local Monsanto ya se había desprendido de su negocio algodonero, vendiéndole a la firma local Gensus las instalaciones de la ex Genética Mandiyú en el Chaco. A esa firma, Monsanto también les cedió las licencias de la tecnología en algodón aprobada y por aprobar en el país. es decir, la Bollgard1, autorizada en 2009, y la Bollgard 2, que nunca llegó a liberarse.
En su escueto documento, que no precisa los alcances de la fuga de este transgénico gris, el INASE recordó que los únicos dos algodones OGM aprobados para su comercialización son por el momento el MON-00531-6xMON-01445-2 (la primera variedad del Bollgard) y el BCS -GH002-5xACS-GH001-3, presentado por Bayer y liberado comercialmente en 2015.
¿Pero con el Bollgard 2, ahora que hacermos? Deberíamos ver varias fogatas, se supone. El INASE recordó que “la multiplicación, comercio y siembra de semilla con transgénicos no autorizados constituye una violación a las normas vigentes” que pone en riesgo ambiental y comercial todo el sistema. Y aseguró que las consecuencias de transgredir esa prohibición alcanza tanto a productores como comercializadores, con sanciones como el decomiso de toda la semilla detectada, la destrucción de los cultivos, multas y hasta la suspensión del Registro como operador en el mercado de semillas.
“El INASE ya ha enviado las notificaciones correspondientes para que se proceda a la destrucción de la semilla”, puntualizó el comunicado oficial, que se conoce a pocos días de que se inicie masivamente la siembra de la campaña algodonera 2018/19.
¿Y después qué hacemos? Una fuente comentó que lo esperable sería que los nuevos dueños de Monsanto, por Bayer, den por terminada la política altiva de esa empresa de no ingresar nuevas tecnologías al país a la espera de una nueva Ley de Semillas, y soliciten la reanudación del proceso de desregulación del Bollgard 2, para que finalmente sea liberado. De ese modo, el algodón gris sería blanqueado.
Tres semillas transgénicas para llevar más oxígeno al reavivado algodón
Hasta ahora oficialmente se sabía de la existencia de este algodón transgénico ilegal porque había aparecido un análisis positivo en un embarque de algodón que la Argentina había enviado a Europa. Ahora los controles dle INASE confirman que la difusión era más extendida de lo que se pensaba, y que alcanza al menos a tres provincias.
Son las cosas raras que suceden en la Argentina.
Quizás mañana nos desayunemos que la soja Xtend tan esperada también estaba entre nosotros, pese a que Monsanto no quería y a que no estaba autorizada.