A fines del año pasado algunos economistas que siguen de cerca la evolución de los números del Banco Central (BCRA) advirtieron que la Argentina se había quedado sin reservas internacionales, pero que, por el momento, eso no se notaba porque estaban “manoteando” encajes bancarios.
Llegó el verano, las vacaciones y, por algunas semanas, la cuestión del dólar salió de la agenda pública. Pero ya en febrero, con empresas volviendo a la plena actividad, la escasez de divisas se hizo completamente evidente.
En los últimos días la mayor parte de las empresas de diferentes rubros económicos descubrieron, sin ningún previo aviso, que la capacidad de solicitar divisas para importaciones se había reducido a una mínima expresión.
El panorama no luce auspicioso porque aún faltan más de dos meses para el inicio de la “temporada alta” de liquidación de agrodivisas con el arranque de la cosecha de granos gruesos. Y este año, si bien los precios internacionales siguen muy elevados, las cantidades exportadas serán sustancialmente menores por el impacto productivo generado por la sequía.
En ese esquema, la única manera de conseguir divisas para concretar importaciones es recurrir al mercado del dólar “Contado con Liquidación” (CCL), en el cual actualmente la divisa cotiza en unos 212 $/u$s versus un tipo de cambio oficial (intervenido) de 111 $/u$s.
Para los empresarios agropecuarios la noticia no podría ser más preocupante, porque, si bien hace tiempo que la mayor parte de los agroinsumos dejaron de cotizarse al tipo de cambio oficial, en lo sucesivo los precios tenderán a valorizarse con el “dólar lleno”, es decir, el valor real, medido en pesos, de la moneda estadounidense.
La cuestión es que, al momento de cobrar por la venta de granos, los productores reciben precios recortados por las “retenciones cambiarias” (los granos cotizan al tipo de cambio oficial BNA comprador), derechos de exportación, retenciones indirectas (fideicomiso aceitero) y cuotas de exportación (en el caso de los cereales).
Se trata de un “combo” fatal para la competitividad del negocio agropecuario: costos que suben en dólares con ingresos pesificados y “planchados” por intervenciones comerciales y distorsiones cambiarias e impositivas.
El dólar CCL permite cambiar pesos argentinos por dólares en el exterior mediante la compra-venta de títulos de deuda o acciones que cotizan en mercados internacionales, para lo cual, obviamente, es indispensable contar con una cuenta bancaria en el exterior del país.
Vale aclarar que las operaciones con CCL se realizan en el exterior, por lo que no “extraen” divisas del sistema financiero argentino, y son empleados usualmente por empresas importadoras para gestionar compras de bienes y servicios en el exterior cuando no consiguen en el mercado único y libre de cambios argentino la cantidad de divisas solicitadas al tipo de cambio oficial.