En la cadena lechera el productor es este año más “pato de la boda” que nunca. En la gran mayoría de los casos, en medio de la gran sequía, los tambos perdieron lo invertido en reservas forrajeras, luego debieron salir a comprar maíz y rollos con precios más altos. Luego vino el Dólar Soja, que aumentó el precio del alimento. Ahora llegó el Dólar Maíz, que tiene un impacto todavía mayor.
Además, como no está siendo viable la exportación de lácteos, hay más oferta para un consumo interno con menos poder de compra. Todo mal.
Jorge Giraudo, del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), dijo a Bichos de Campo que el aumento en la cotización del maíz, por impacto del nuevo régimen cambiario especial, “va directo a precio de un insumo vital. Al aumento del costo del 20% que se produjo por la seca y que fue medido por el INTA, se suma este que agrega 5 puntos más”.
Luego agregó que: “el precio de la leche que se paga al productor no puede cubrir ese costo. Se necesitan 25 pesos más sobre los 100 que se pagan para cubrir el costo”.
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Por otra parte, el “dólar leche” es el dólar oficial menos los derechos de exportación, que llegan al 9% en el caso de la leche en polvo. Esa distorsión complica a la cadena que compra insumos que se rigen por un valor del dólar más cercano al paralelo.
“Se le dio al maíz un tipo de cambio de 340 pesos cuando el sector necesita exportar a 380 pesos. Las ventas al extranjero en el primer semestre cayeron 20% lo que significa que ingresaron 120 millones de dólares menos producto del retraso cambiario”, advirtió Giraudo.
El especialista dijo que lo que se viene no es bueno para el sector. Como no es negocio exportar, se va a derivar más leche hacia el mercado local, que ya tiene su poder de compra castigado por la crisis económica.
“Se va a volcar más leche al consumo interno, el productor no va a tener mejoras y se ensancha cada vez más la brecha a salida de fábrica, que tiene una suba de 110% mientras que según el IPC (inflación minorista) del INDEC los lácteos aumentaron 140%”.
“Es decir hay 25 o 30 puntos que la cadena no recibe, pero el consumidor lo paga, entre la presión impositiva y la intermediación no se percibe el ingreso que genera la cadena”, indicó Giraudo, para quien esa mayor oferta para el mercado local “va a presionar los precios en un contexto de una demanda contraída y el efecto será de menores precios para la cadena”.