El Ministerio de Agricultura difundió un comunicado de prensa en el que asegura que “no existe limitación ni cepo a la exportación de maíz”, ya que la Argentina “se encamina a exportar un volumen histórico de maíz, superior a todo precedente, con una producción récord de 60,5 millones de toneladas, de las cuales 38,5 millones tienen como destino la exportación”.
El lunes, feriado, la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios de esa cartera avisó a los exportadores que, por órdenes de “la superioridad”, no iba a permitir que se anoten más exportaciones de maíz a largo plazo (bajo la modalidad habitual de 360 días) sino con periodos breves de embarques de solo 30 días, y además condicionadas a que las cerealeras ya hubieran adquirido el cereal y contratado el buque donde cargarlo.
Esto, que a todas luces es una limitación y un cepo, se originó en que la semana pasada las agroexportadoras cubrieron el saldo exportable calculado por las autoridades, que era de 38,5 millones de toneladas. Para la sector privado, en cambio, se podría exportar algo más, pues el gobierno está sobreestimando el consumo interno de maíz y además prevé dejar un remanente importante (de más de 6,5 millones de toneladas) para empalmar con la nueva campaña.
Pero aguante la ficción. Para el Ministerio de Agricultura “las exportaciones están abiertas”.
Según este particular modo de ver las cosas, lo que sucede únicamente es que “la cartera decidió priorizar las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) fehacientemente respaldadas por compras físicas y con barcos nominados con fecha cierta”.
Desde Agricultura se agregó además que “esta decisión no tiene ninguna implicancia en los mercados de futuros, ya que sólo rige para la presente campaña comercial”. Y se aclaró: “Esto se aplica sólo para el maíz de la campaña 2020/2021. Las registraciones de la campaña 2021/2022 continúan de manera convencional y ya lleva registradas DJVE por 6, 12 millones de toneladas”.
Después de jurar y perjurar que las exportaciones siguen abiertas, el organismo que dirige Julián Domínguez explicó que “a falta de 5 meses para el inicio de la próxima cosecha, la exportación declaró íntegramente el saldo exportable de 38,5 millones de toneladas”. Es justamente ese saldo el que se cubrió y por ello se impusieron las limitaciones mencionadas.
Para Agricultura, en cambio, “no existe ‘limitación’ ni ‘cepo’ a la exportación de maíz, cuando la Argentina alcanzó un récord de exportación”. En rigor, la venta al extranjero de 38,5 millones de toneladas es uno de las marcas más elevadas de la historia. También lo fue la cosecha, que superó las 60 millones de toneladas, según datos oficiales, en un marco de libertad de comercio (sin los ROE vigentes) y con retenciones relativamente bajas (del 125%.
Agricultura, en su defensa, aportó un dato importante: dijo que 9 empresas exportarán el 96% de esas declaraciones, “con volúmenes individuales que van de 1,5 a 5,9 millones de toneladas”.
La retención efectiva en maíz es del 53%, pero para el gobierno argentino no es suficiente
¿Qué puede suceder ahora? Pues que sin la participación de esos 9 jugadores en la cancha, se depriman los precios pagados por el maíz retenido por los productores, debido a la falta de competencia. Ese es el temor.
Pero según la gestión de Domínguez, “el productor rural tiene que tener la plena certeza de que es la base de esta cadena de valor y que en ningún momento se actuará con alguna medida que lo perjudique”.
Creer o reventar. ¿Aguante la ficción?