Como parte de Oceanía, uno de los continentes más secos en el mundo, Australia enfrenta las dificultades de ser también uno de los países con menor previsión de lluvias del globo. Con una superficie de 7.741.220 kilómetros cuadrados, solo el 6,2% de ese número corresponde a suelos cultivados. Aún así, ese país ha logrado constituirse como un importante exportador de trigo, cebada, caña de azúcar, lácteos, carne bovina y lana, entre otros productos.
En el marco del congreso de la Federación Internacional de Periodistas Agrarios (IFAJ), Bichos de Campo tuvo oportunidad de entrevistar a Eliza Berlage, periodista agropecuaria del medio ABC de Australia, para conocer más sobre los desafíos que enfrenta el agro en ese país.
“Australia es en gran medida un país exportador. La mayor parte de lo que producimos lo enviamos al extranjero y dependemos mucho del comercio exterior para que ingrese dinero a nuestro país. Así es que nuestra principal industria exportadora es la carne. Después viene el azúcar de caña y la lana. Y la mayor parte de lo que exportamos, lo exportamos como materia prima para que otro la procese”, explicó Berlage.
En este sentido, la producción australiana suele hacerse en explotaciones de gran escala y altamente mecanizadas, lo que implica un menor porcentaje de fuerza laboral empleada en el sector, a comparación de lo que ocurre en otros países.
-¿Cuáles son las ventajas y desventajas que identificás en la producción de Australia?- le preguntamos a la periodista.
-Las ventajas son que los compradores de productos agrícolas australianos saben que están obteniendo un producto de alta calidad y que Australia está escuchando. Por lo general se la presiona para cambiar las prácticas agrícolas para que sean más sostenibles, porque dependemos de la exportación. Pero también que los compradores pueden hacer lo que quieran con el producto. Un país como China, que compraba nuestro vino, podía embotellarlo como quisiera. Podían hacer las etiquetas o lo que quisiesen con él. Esto significa que los países tienen productos de calidad, pero luego pueden fabricarlo a la medida de su mercado.
A continuación añadió: “Una desventaja es que, como Australia depende tanto de las exportaciones, cuando tenemos un problema comercial diplomático o un problema internacional como una guerra, por ejemplo con Ucrania, perdemos ese mercado y eso implica miles de millones de dólares que desaparecen de repente y que les genera a los agricultores un mal momento. Por eso, Australia intenta diversificar y aumentar su relación comercial con por ejemplo India o con el Reino Unido”.
Sobre este punto Berlage detalló que si bien Australia tiene suficiente alimento para autoabastecer su mercado interno, depende de otros países para procesarlos. Tal es el caso de la lana o el algodón, que es enviado a empresas de China o Bangladesh y que vuelve en forma de ropa ya fabricada.
“Esto significa que hemos perdido muchos puestos de trabajo en nuestro país en el sector manufacturero”, señaló.
Otra desventaja reconocida por la periodista tiene que ver con dependencia de Australia al combustible y los fertilizantes enviados por otros países.
“Eso es muy peligroso. De hecho casi nos quedamos con productos que necesitan los camiones. Estuvimos a dos semanas de quedarnos sin Adblue (producto utilizado para reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno causadas por los escapes de los motores diesel) sin el cual los camiones no pueden transportar productos por Australia”, relató.
Mirá la nota completa acá:
-En este marco y como periodista agrícola, ¿qué retos identificás en la comunicación?
-Creo que el mayor reto de la comunicación como periodista es tener que traducir la información sobre la agricultura al público general. Australia es un país muy urbanizado. Creo que el 60% -o más- de los australianos viven en las grandes ciudades de la costa y están muy desconectados del lugar donde se cultivan sus alimentos. Es por eso que la gente no suele entender los retos a los que se enfrentan los agricultores, el valor de lo que hacen y de su experiencia, y por qué necesitan apoyo frente a las grandes cadenas de supermercados que crecen y se llevan los beneficios.
Y agregó: “En realidad las cadenas de supermercados tienen precios más elevados para los consumidores. Y los consumidores pueden pensar que los agricultores se están enriqueciendo, pero no siempre es así. Así que creo que es dejar que los consumidores entiendan toda la historia y lo aprecien porque, ya sabes, tres veces al día la gente necesitará de un agricultor al menos para su comida. Pero no siempre reconocen esto. Eso es un gran desafío”.