Los tiempos parecen haberse acelerado y en la primera semana de agosto la firma agroexportadora Vicentin presentaría finalmente una oferta de pago a sus acreedores, tal como lo disponen los plazos del concurso. En paralelo se espera el inminente anuncio por parte del trío Viterra (la ex Glencore), Molinos Agro y las cooperativas de ACA, que se quedarían con la mayoría del paquete accionario de la empresa santafesina, que acumula deudas por más de 1.300 millones de dólares y está en concurso preventivo desde febrero de 2020.
Como se anticipó hace algunas semanas, el plan de la familia Vicentin sería primero cerrar un acuerdo de venta y casi en simultáneo presentar un plan de pago para los acreedores, incluidos los bancos internacionales, a los que le deben poco más de 530 millones de dólares. Ese grupo de acreedores desde hace largo tiempo está presionando justamente para que se resuelva la situación de la agroexportadora y como condición sine qua non piden la salida de los actuales directores.
Lo cierto es que los bancos internacionales juegan un rol estratégico porque su visto bueno resultaría fundamental para el cierre de la operación en ciernes. Molestos con el estado de cosas, estos bancos incluso se presentaron como querellantes en el fuero penal contra los actuales dueños de la firma por presunta estafa.
Este grupo de bancos está conformado por el IFC (Corporación Financiera Internacional, del Banco Mundial), FMO (Banco de Desarrollo controlado por el estado holandés), ING, Rabobank, Natixis y Credit Agricole. Un dato fundamental es que no son solo los principales prestamistas de Vicentin sino de las agroexportadoras líderes que actualmente operan en la Argentina. Así es que la mayor dilación del concurso de acreedores podría ensombrecer el acceso al crédito de toda la agroindustria local, según detallan en el mercado financiero.
En paralelo, la posible venta de la agroexportadora y el fin del concurso de acreedores abre además otras cuestiones vinculadas al Grupo Vicentin. En primer término, sigue firme la intención por parte de la familia de vender la firma láctea ARSA, que actualmente opera en el negocio de los postres y yogures que le compró a SanCor en 2016 por 100 millones de dólares.
En este caso, en concreto se destrabaría la venta de la empresa láctea a los dueños de la empresa láctea La Suipachense, que en los últimos años comenzó un proceso de expansión, con mayor presencia en las góndolas locales, lo que le permite actualmente estar procesando alrededor de 6 millones de litros de leche al mes.
Otras empresas del grupo Vicentín también estarían con cartel de venta y se espera que a partir de la salida del concurso se aceleren el cierre de otras operaciones vinculantes, ya que hoy por una medida judicial los dueños de Vicentin no pueden vender ninguno de sus activos. El único que lograron colocar hasta ahora es el frigorífico Friar.
Otra cuestión para nada menor es que a partir del desembarco de Viterra, ACA y Molinos Agro en Vicentin se terminaría por reconfigurar el negocio agroexportador local. En la práctica estas tres empresas ya están trabajando a fasón en las plantas de la agroexportadora caída en desgracia. Con la adquisición podrían captar una porción todavía mayor de la molienda de oleaginosas local.