Vaya a saber qué orden superior emanó del firmamento kirchnerista, pero el nuevo secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, volvió a ratificar en la reunión del Consejo Federal Agropecuario que ya no podrá venderse carne vacuna en medias reses a partir del 1° de noviembre. Y sus colaboradores más cercanos mantuvieron además una reunión clave para ajustar las tuercas del cuarteo obligatorio, a pesar de la resistencia y advertencias que surgen de la mayor parte de esa cadena productiva.
Bahillo, que heredó el asunto de Julián Domínguez, que a su vez lo heredó de cuando Matías Kulfas y Luis Basterra volvieron a cerrar las exportaciones de carne en mayo de 2021 y acordaron en simultáneo con los grandes frigoríficos del Consorcio ABC dar impulso al troceo de la media res en piezas no mayores a 32 kilos, se niega a escuchar al resto de las entidades del sector, que le pidieron audiencia para exponer sus reparos en una nota enviada en agosto pasado. La firmaban las cámaras de frigoríficos Fifra, Cadif y Unica, ademas de la Cámara de Matarifes, las que representan al supermercadismo FASA y CAS, e incluso el titular del sindicato de la carne Alberto Fantini.
En medio de este insólito quiebre dentro de la cadena de la carne, Bahillo hizo exponer frente a los ministros provinciales a su flamante subsecretario de Mercados Agropecuarios, Luciano Zarich, quien ratificó que la nueva norma se implementará “desde el 1 de noviembre y permitirá que la carne llegue al comercio minorista en trozos que no superen los 32 kilos”.
La argumentación oficial para imponer este cambio es compartida por todos los sectores, ya que se trata de aliviar los pesos de carga de la media res sobre la espalda de los trabajadores. Pero quienes cuestionan la imposición oficial dicen que hay otras maneras de resolver esa demanda, como la aplicación de medios mecánicos de carga y que la verdadera intencionalidad de la normativa impulsada por el Consorcio ABC (cuyas plantas ya trocean por el simple hecho de ser exportadoras) es poder ganar terreno en el mercado interno, dejando fuera de carrera a muchos competidores que no pudieron adaptar sus instalaciones para el troceo.
Ayer mismo, mientras quienes se oponen a la norma comenzaron a planear una reunión multisectorial para el 24 de octubre, en donde además informarán sobre una posible presentación de un recurso de amparo contra la medida, en la Secretaría de Agricultura se reunía la plana mayor de funcionarios para evitar tener fisuras al respecto.
Bichos de Campo accedió al acta interna que redactaron funcionarios del Senasa sobre dicha reunión, en la que participaron el jefe de Gabinete de Bahillo, Juan Manuel Fernández Arocena; el subsecretario de Ganadería, José María Romero; el mencionado Zarich, el ex titular del INASE Pedro Lavignolle; y Gabriel Pedretti representando al organismo sanitario. “El motivo fue ajustar algunos detalles para la implementación de la resolución el 1 de noviembre”, se enfatizó.
Los funcionarios capitaneados por Zarich impulsaron algunas leves correcciones o precisiones como para dar batalla al frente de la cadena que se opone a la implementación del cuarteo como está planteado y al que también están analizando sumarse entidades de consignatarios y feedloteros.
Respecto del “Etiquetado y Pesado” de los cuartos, Agricultura habría decidido que “en principio no sería obligatorio pesar y re etiquetar lo cuarteado, y que se mantenga la trazabilidad con las etiquetas del palco de tipificación de la medias (siempre y cuando se comercialice junto todos los trozos de la media)”.
Parece un contrasentido, pues el argumento oficial es que el cuarteado permitiría vender en distintos mercados los distintos trozos de carne, según la demanda. En este caso se perdería entonces la trazabilidad o bien habría que hacer un etiquetado específico para cada cuarto.
Otra flexibilización prevista por parte de Zarich, el Senasa y compañía es que “se permitiría sacar medias reses hacia establecimientos Ciclo II”, tanto nacionales o provinciales, pero “siempre que tengan la descarga mecanizada”. Pero hacia las carnicerías no podrían salir más que trozos.
Por eso además los funcionarios pidieron “que SENASA certifique al lugar exacto donde va la mercadería, al menos en los casos en que se trasporte medias reses”.
Por otro lado, relata el acta del organismo sanitario, “se consultó por el tema de envase de los cuartos, y en general todos coincidimos que no sería necesario y podría traer varios efectos adversos”. Al defender el cuarteo, el Consorcio ABC afirmó que los pedazos de carne podrían llegar a ser envueltos en un film de nylon para evitar una mayor exposición del alimento a bacterias durante su manipulación y transporte.
Lo más preocupante del documento oficial al que accedió este medio es que en el mismo se admite que las cosas no están del todo listas como para arrancar el 1 de noviembre, pues “se hizo hincapié en que el 30% de los ‘frigo’ nuestros (por los habilitados por Senasa) que aún no están en condiciones que se adapten o no podrán certificar a comercios minoristas”.
El organismo nacional tiene unos 150 frigoríficos habilitados para tránsito federal, de los cuales unos 50 entonces todavía no habrían cumplido con sus planes de adaptación de las instalaciones para llevar a cabo el cuarteo. Si este es el incumplimiento en esta instancia, mucho peor debe ser la situación entre otras 350 plantas donde se faenan animales que dependen de habilitaciones de sus propias provincias o de hasta sus municipios.
Esta admisión reafirma los temores del grueso de la industria a que la imposición de un troceo forzoso de la media res provoque la instauración de un doble estándar sanitario dentro del mercado de la carne en la Argentina, tal como advierten algunos especialistas, que alertan sobre el peligro de un corrimiento de buena parte de la industria hacia la marginalidad. En otras palabras, significa que una parte de la industria seguirá mandando medias reses al mercado más allá de lo que ordenen las autoridades.
Pero los funcionarios de Agricultura parecen convencidos de que esto no sucederá, o al menos no discuten las órdenes que les llegan desde arriba. Y consideran que todas las empresas deberán disciplinarse en cuanto entre a regir las nuevas reglas. Para ello “se va a realizar una campaña de comunicación para instalar más el tema”, según define el acta.