Durante mucho tiempo se dijo que el precio de la carne era una de las anclas inflacionarias de la gestión de Macri. En medio del ajuste tarifario y de muchas otras cosas, los precios de las tres principales carnes venían aumentando menos que la inflación promedio.
Eso parece haber quedado atrás a partir de septiembre pasado. Según el informe de precios del IPCVA, la suba interanual (contra el mismo mes de 2017) de los precios del pollo fue del 56%, en la carne vacuna llegó al 39% y en el caso del cerdo se ubicó en 33%. Es decir, en todos los casos al menos se alcanza a la inflación promedio de la economía, aunque no sea menos real que los costos del engorde intensivo (en especial por el maíz) superaron ese porcentaje.
A ese salto interanual fue posible llegar gracias a la fuerte suba que tuvieron las diferentes carnes en góndola en septiembre. El mes pasado, el pollo y el cerdo aumentaron 14% con relación a agosto, mientras que la carne vacuna aumentó casi 9%.
Estos aumentos abruptos necesitan de alguna contextualización. Operadores del negocio de la carne vacuna dijeron que si bien el consumo está castigado por la crisis económica el mes pasado hubo una caída marcada de la faena porque septiembre contó con dos días hábiles menos y un día de paro. Además las lluvias generaron algún inconveniente en el abastecimiento a los frigoríficos. Esa menor oferta de carne y la necesidad de trasladar las subas que tuvo el ganado impulsaron los precios.
Por el lado del pollo una explicación viable es que las avícolas vienen ajustando sus niveles de producción, justamente para adecuarse al aumentos de sus costos. Así lo reconoció hace poco en Bichos de Campo Joaquín de Grazia, titular de Granja Tres Arroyos quien además destacó una mayor canalización de la oferta hacia la exportación.
En el caso del cerdo se está dando un desvío del consumo de carne vacuna a ese producto, cuyos precios son inferiores y cuyas mejoras interanuales también son menores. Los productores de cerdos dicen que con los nuevos valores del capón todavía no se sale de la crisis, aunque sí reconocen que se va superando la peor etapa.
Los cambios en los valores de septiembre también alteraron la relación de precios entre las carnes más consumidas. Si durante los últimos años se necesitaron entre 3,2 y 3,3 kilos de pollo para hacerse de 1 kilo de asado, ahora la relación es de 2,8 a 1.
Menor faena: Como se dijo, los datos oficiales confirmaron que la faena vacuna de septiembre tuvo una fuerte reducción, tal como venía comentándose en el Mercado de Hacienda de Liniers. La baja obedeció a que septiembre tuvo dos días hábiles menos y otros afectados por el paro general y otras protestas gremiales. En definitiva las fábricas trabajaron 14% menos, considerando 22 días de actividad mensuales de promedio. Otro ingrediente que afectó la salida de ganado a los frigoríficos fueron las lluvias.
El total faenado llegó a 950 mil cabezas, lo que significó una caída del 17%. Las reducciones más importantes se dieron en las categorías de novillos y vacas que se achicaron 23%. Se esperaba que llegada la primavera la reducción de la oferta de esas categorías se achicara notablemente. En el caso de los novillos porque los productores comienzan a contar con pasto para retener y en el caso de las vascas porque se terminan el descarte de los tactos.
Analistas del mercado dicen que es probable que el dato definitivo del mes se termine ajustando a cerca de 1 millón de animales y que la caída estaría más cerca del 10%.