Los rollos de alfalfa son un recurso forrajero clave en establecimientos bovinos porque permiten almacenar materia seca para todo el año. Sin embargo, son propensos a echarse a perder de forma rápida si no son protegidos correctamente, lo que implica un gasto económico para el productor. En este sentido, técnicos del INTA Manfredi, en Córdoba, analizaron alternativas para cubrir los fardos y favorecer la conservación de los mismos.
La alfalfa es una pastura que aporta fibra, proteína bruta y energía metabolizable. Sin embargo, en la Argentina es conservada en la mayoría de los casos a la intemperie, ya sea por desconocimiento o por falta de espacios cubiertos, lo que ocasiona pérdidas importantes en kilos de materia seca por temporada.
“Una correcta confección del heno y almacenaje lograrían evitar esta problemática e incrementar la producción de carne y leche por hectárea. Una cobertura permite obtener la mayor cantidad de nutrientes vegetales al menor costo y con las menores pérdidas de heno en el proceso”, explicó Gastón Urrets Zavalía, especialista en recursos forrajeros en base a alfalfa del INTA Manfredi.
El especialista indicó además que una buena cosecha y almacenamiento impacta de forma directa en los costos de alimentación, ya que reduce los kilogramos necesarios de sumplementación con granos de maíz u otros.
Para llegar a esa conclusión se realizó una evaluación comparativa de almacenamiento a campo, entre marzo de 2019 y julio de 2020. El ensayo, que se extendió unos 17 meses, contó con tres tratamientos: uno implicó dejar rollos son cobertura, otro implicó utilizar una red geotextil –una manta no tejida compuesta por fibra de poliéster de uso industrial- solo en la parte superior, y el tercero consistió en envolver por completo el rollo y aislarlo incluso del piso.
De esta forma se evaluaron las prestaciones de la manta comparando con los distintos tratamientos, teniendo en cuenta la pérdida en kilogramos de materia seca (MS) por rollo y de nutrientes, en kilogramos de proteína bruta (PB) y mega calorías de energía metabolizable (Mcal EM) por rollo y por hectárea.
“Los tratamientos dos y tres obtuvieron mejores resultados con diferencias significativas respecto al primero, ya que lograron reducciones de pérdidas de materia seca del 37,8% y del 32,7% respectivamente,”, afirmó Urrets Zavalía.
Respecto a la pérdida de nutrientes, el tratamiento dos ofreció la disminución de un 43,7% y el tres de un 33,8 %. Al mismo tiempo, el caso dos permitió reducir las pérdidas de energía metabolizable en un 42,9% y el tres en un 36 %.
“Los resultados obtenidos en este ensayo inicial ofrecen mejoras con respecto al tradicional almacenamiento de rollos sin cobertura a la intemperie”, indicó el especialista.
Fotos. INTA