Daniela Ibarra nació en Mendoza y por consejo de un amigo se fue a estudiar agronomía a Buenos Aires sin saber nada de campo.
Cuando se acercaba el fin de la secundaria comenzó a pensar qué estudiar. Habló con un amigo agrónomo y quedó encantada con lo que le contó sobre el trabajo en el campo. Se fue a Buenos Aires, cursó en la Facultad de Agronomía, de la que quedó “encantada” así como también de la ciudad.
“La facultad es enorme y hay mucha gente y de diferentes lugares, me encantó la carrera, no podría haber estudiado otra cosa, el agro es para mí algo fascinante”, dice ahora Daniela.
Cuando se recibió trabajo en algunos organismos públicos, luego pasó a desempeñarse en redes de ensayos de empresas y luego se independizó. Hoy, a los 35 años, asesora dos campos de la zona norte de Buenos Aires y además tiene dos laboratorios de semillas.
Si algo tiene Daniela, además de profesionalismo y pasión por el campo, es capacidad de emprender.
“Además soy un poco desarraigada, por eso me pude venir a esta zona con mi hija, aunque también cuento con la ayuda de mi hermana y mi novio. Es cierto que me vuelvo loca, pero cumplo con todo lo que me comprometo”.
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Los campos que asesora están en Agustín Roca y en Arribeños, donde también tiene un laboratorio de semillas. El otro laboratorio, el más grande, está en Chacabuco donde ella reside. Allí se hacen análisis también de la calidad del suelo y de la disponibilidad de agua útil, por ejemplo.
Y como si le faltara algo, Daniela además es miembro de la Asociación Argentina de Protección de Cultivos y tiene a su cargo la recopilación de la información del nodo norte de la provincia de Buenos Aires, que actualmente es una de las zonas más afectadas por la seca.
“La soja de segunda está perdida en 90% y el maíz tardío va camino a lo mismo. Llevamos acumulados 300 milímetros cuando el promedio anual es de 700. Esos 300 milímetros son los que necesita un cultivo de verano, pero no llovió nada”, contó.
La cosecha en muchos casos está perdida. “Estimamos un rinde promedio de entre 10 y 20 quintales de soja cuando el rinde de indiferencia en el inicio de esta campaña lo calculamos en al menos 21 quintales mientras que el promedio de la zona en un año bueno es de 40 quintales”, señaló.
Porque en lugar de esperar lluvias no instalan riego artificial por goteo y chau dependecia del clima