Cada año entre enero y febrero las rurales de la Patagonia Argentina realizan sus clásicas exposiciones ganaderas, principalmente ovinas. Se elige ese momento del año por motivos de fuerza mayor: es la época en que comienzan los servicios y luego las condiciones climáticas recrudecen.
Este año en particular, la provincia de Chubut celebrará los 130 años de la primera exposición agroganadera de la provincia, que fue impulsada por los productores galeses de la zona para mostrar el potencial agrícola ganadero de aquella parte del territorio nacional.
Pero eso no fue lo único que impulsaron. Desde 1936 se encuentra también, en el valle inferior del Río Chubut, la Sociedad Rural del Valle de Chubut que está pronta a celebrar su exposición anual número 84. Si bien se sitúa físicamente en la ciudad de Trelew, en un terreno cedido por un productor gales, comprende también a las zonas de Gaiman, Dolavon, Telsen, Puerto Madryn, Florentino Ameghino, Camarones, Las Plumas y Paso de Indios.
¿Y que muestran en esas exposiciones los productores patagónicos?
“Aquí hay distintas sociedades rurales, a lo largo y ancho de la provincia, desde la Cordillera hacia el sur de la provincia. Se encuentran agrupadas en la Federación de Sociedades Rurales de la Provincia del Chubut –entidad que canaliza los reclamos y solicitudes a nivel nacional y provincial y es miembro activo de CRA- y se caracterizan por hacer exposiciones cuando las difíciles condiciones climáticas de la Patagonia merman”, relató a Bichos de Campo Ricardo Irianni, ingeniero agrónomo, productor y presidente de la Rural del Valle de Chubut.
Para el chubutense tener un cargo en esa entidad es un “dudoso privilegio”, ya que él no se dedica a la cría de ovejas -la actividad ganadera principal de la provincia- sino desde hace 30 años produce carne vacuna, una actividad secundaria en ese territorio. Pero un grupo de generosos amigos, como le gusta decir, lo invitó a participar e Irianni aceptó el trabajo con mucho orgullo.
Según datos brindados por Senasa en función de las inscripciones en el Renspa, Chubut cuenta con 3300 productores de los cuales el 85% tiene menos de 2500 ovejas por campo. Parece mucho pero es poca esa escala. Los datos de las Dirección General de Ganadería de la Provincia indican que para llegar al límite de la rentabilidad se deben tener entre 3000 y 3500 ovejas, por lo que podría decirse que la mayoría de los ganaderos chubutenses apenas está manteniéndose a flote.
Es allí donde entran a la cancha las distintas Rurales, que en conjunto con las autoridades provinciales buscan enfrentar las consecuencias de esta situación.
“El productor que es hijo o nieto de productores hoy lamentablemente elige dejar su campo. No tienen resto para las amortizaciones. Sabemos que cualquier ganadero es un empresario que si tiene rentabilidad invierte en su actividad: mejora las instalaciones, arregla el molino, el alambre, compra genética. Al no tener rentabilidad no lo hace porque no tiene un resto. Esto se ve en el deterioro cada vez mayor de las instalaciones de los productores”, reconoció Irianni.
El principal problema de los ganaderos es que desde hace varios años las lluvias anuales apenas llegan a los 200 milímetros. Eso ha atentado contra la producción de alimento y ha aumentado el costo del balanceado, que en muchos casos debe traerse en camión desde la Pampa Húmeda.
“Desde hace mucho se paga un 20% más de zona. En algún momento eso se podía descontar de los impuestos que se pagaban y hoy no es así. El productor tiene un costo adicional que no es compensado. Un camión con acoplado que viene de la provincia de buenos aires está arriba de los 100 mil pesos. Eso aumenta los costos en las épocas criticas previo al servicio. Ya no se puede tener más colaboradores para ayudar en el campo”, afirmó el agrónomo.
Esto provoca un efecto dominó en el que el stock ovino disminuye, aumenta el abandono de los campos, aumenta el abigeato o robo de animales además de la pérdida de instalaciones, y favorece el crecimiento de los grupos de predadores –pumas, zorros y gatos monteses-, que afectan a las majadas de los productores que todavía siguen en pie.
¿Y eso favorece al aumento de las usurpaciones? Contario a lo que podría pensarse, por el momento no lo hace.
“Casualmente los campos abandonados y muy pobres de la meseta, no son muy atractivos para usurpar. Acá es algo muchas veces político. Nosotros estamos en contacto con las rurales de Esquél y Bariloche y los que usurpan campos reivindican zonas que son de un valor inmobiliario altísimo, que en muchos casos tiene producción ganadera que está funcionando. No está ocurriendo en nuestra zona puntual pero si está sucediendo en la provincia y está avanzando”, aseguró Irianni.
“Nosotros valoramos y rescatamos la historia de los pueblos originarios en Chubut, y en la constitución provincial está previsto respetar sus derechos. Pero de ninguna manera avalamos la violencia, la quema de oficinas de turismo, los piquetes y las apedreadas a turistas. Si hay que pelear por un derecho o por una tierra quitada en forma ilegal, hay que buscar en los estrados judiciales y eso aquí no se está haciendo”, agregó el presidente.
Pero es en medio de esta oleada de complicaciones el acompañamiento a los productores es clave. Por ejemplo, la Rural del Valle de Chubut, junto a la Dirección de Ganadería y al programa Prolana, ha sumado nuevos protocolos en su tradicional exposición para lograr una mayor visibilidad a las cabañas y genéticas que se producen en esa zona.
Una de las cuestiones que se ha incorporado es la esquila durante la exhibición, luego que los jurados hayan revisado a cada carnero. Eso permite tener el peso corporal del animal, el peso del vellón -lo que da una idea de la potencialidad de ganancia de peso del animal-, la finura de esa lana e incluso el largo de la mecha, algo importante para los industriales que la procesan. A partir de ahí los jurados revisan nuevamente a los animales.
“Las exposiciones se hacen para mostrar a los carneros, su potencial genético, y después poder vender tanto carneros pedigree, que compiten por el premio mayor entre todas las cabañas que hay entre la Patagonia. También están las ferias del carnero a campo, en donde se mandan para el servicio natural de los vientres”, señaló Irianni.
Por otro lado, la entidad realiza junto a las autoridades provinciales y al INTA charlas periódicas sobre el manejo y cuidado de la majada, y los protocolos sanitarios a respetar.
“Estamos avanzando para suplir la demanda de los mercados de lana de Europa y el sudeste asiático en lo que es buenas prácticas ganaderas y de manejo. Además Chubut es una de las provincias con más hectáreas certificadas orgánicas. En muchos establecimientos certifican a la lana como orgánica porque es cada vez más demanda. Para los productores no implica en general un mayor precio de la lana pero sí cuando hay problemas para vender, los primeros productos que se demandan son los lotes certificados como orgánicos”, sostuvo el presidente.
Dado que hasta el momento quienes certifican son los grandes productores que pueden pagar los servicios de las empresas certificadoras, actualmente se está trabajando en un protocolo más sencillo que permita a los pequeños y medianos productores obtener estas certificaciones orgánicas. Eso permitiría demostrar que se trabaja teniendo en cuenta parámetros ambientales y les abriría puertas para colocar su producción.