La Argentina tiene otro campeón del mundo- N no se trata de un equipo deportivo sino de uno productivo. Es el equipo de la empresa Laur, una pyme mendocina que es la primera fábrica de aceite de oliva del país (fue fundada en 1889, es decir que tiene 133 años) y que ganó el premio al mejor aceite de oliva, desplazando del primer puesto a monstruos de los países mediterráneos o de Estados Unidos.
En la empresa trabajan 20 personas. Funciona en el establecimiento original, que todavía tiene paredes de adobe y techos de caña. Pero en el interior hay una infraestructura remodelada y moderna que les permite obtener un productor de altísima calidad.
Gabriel Guardia, directivo de la firma explicó que para lograr el objetivo se presentaron el año pasado a diferentes concursos alrededor del mundo, en los que se obtienen los puntajes con los que se elabora el ranking global. Hay cerca de 700 empresas participando de la competencia y el listado se conforma con las mejores 100. El sistema es similar que se usa en el tenis para coronar a grandes campeones como Nadal, Federer o Djokovic.
Para Guardia se trata de “todo un hito para la olivicultura argentina, sudamericana y americana, porque después de tanto trabajo fuimos nombrados como la olivícola número 1 del mundo, siendo que por primera vez está primera en el ranking una empresa no europea”.
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“El aceite es catada por un tipo de Canadá y otro de Japón, por ejemplo, que tiene diferentes paladares. Lo bueno es que el mundo coincidió en que tenemos un muy buen producto, así que fue una hazaña terrible”, celebró el empresario mendocino.
El referente de la firma explicó cómo funciona la empresa: “Tenemos una producción de más de 500 toneladas al año, que envasamos en la finca ubicada en Maipú (Mendoza). Parte de la producción (de olivos) es propia y parte la compramos a productores de San Juan”.
Sucede que la erradicación de olivos en la provincia viene avanzando de forma acelerada y por eso deben buscar la materia prima en San Juan. “La tala es un problema gravísimo. En Mendoza había 20 mil hectáreas, de las que perdimos 15 mil. La venimos peleando para que se pare y se recupere lo perdido, pero mientras tanta seguimos laburando”, dijo Guardia.
Esa aceituna la utilizan para la producción de sus líneas clásicas y básicas, que se mezcla con el Arauco mendocino, una variedad característica de esa zona. “Es nuestro Malbec y con esa variedad llegamos al primer lugar del ránking global. Para nosotros es como ganar un mundial”.
Con respecto a la calidad del producto, Guardia destacó que “es de los pocos alimentos que nos quedan en la alacena que no tiene conservantes ni colorantes, es sólo aceituna y eso lo hace indiscutiblemente sano”.
Otra de las características de la firma es su costado turístico, que se pudo desarrollar gracias a la antigüedad del emprendimiento, lo que le permitió incluso montar un museo. “Recibimos a 250 personas por día”, indicó Guardia, al resaltar la importancia del turismo rural en el funcionamiento de la firma que forma parte del Camino del Vino en Mendoza.