Por Matías Longoni (@matiaslongoni).-
Las exportaciones de productos lácteos no pararon de retroceder desde 2013. Pero este año podría revertirse esta tendencia y los embarques de leche en polvo, quesos y otros productos deberían recuperarse un 25% en volumen, respecto de los bajos niveles que tuvieron en 2017, según el escenario más probable de los vislumbrados por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA).
Luego de jugar con todas las variables posibles y trazar diferentes escenarios, los expertos que confeccionan este Observatorio dijeron que “la alternativa que podría presentar una mayor probabilidad de ocurrencia se puede ubicar en un nivel de exportaciones de unos 1.800/1.900 millones de litros de leche equivalentes, lo que implicaría un 17/18% del destino de la producción y significaría un aumento del 25% respecto a las exportaciones de 2017”.
En 2017, según los datos oficiales, el sector realizó negocios con el exterior por 226 mil toneladas de productos lácteos y un valor de 727 millones de dólares. Traducido a litros (la leche cruda necesaria para elaborar esas 226 mil toneladas de productos), significó que el exterior demandó 1.488 millones. Es decir que el año pasado el negocio de la exportación se llevó apenas 14,7% del total de la producción de leche, que fue de 10.097 millones de litros.
En 2011, año histórico en materia exportadora, ese porcentaje había superado el 24% y dos años después tocó un pico de 26,3%. Pero luego cayó estrepitosamente durante cuatro años seguidos y llegó al magro 14,7% del año pasado. Hay que remontarse a 2001 (con 12,3%) para encontrar una participación exportadora más débil que esa.
El OCLA traza ahora tres escenarios posibles para la remontada exportadora, previendo para 2018 un crecimiento de la producción de leche de entre 2 y 4%, y diferentes niveles de consumo interno. El crecimiento anual proyectado en la oferta de leche es menor al que se ha venido dando hasta mayo, que fue del 7,8% en la comparación contra los primeros cinco meses del año anterior. Pero eso se debe a que ese ritmo de crecimiento se ha ido “ralentizando” pues se contrasta “contra un período donde se dieron importantes inundaciones en la cuenca lechera central”.
En estos escenarios tan diversos, las posibilidades van desde exportaciones por solo 1.104 millones de litros a 2.196 millones. Pero el que eligieron los analistas habla de un salto del 25% en el acumulado anual, que es el que se ha venido dando hasta ahora, en el periodo enero a mayo.
Esta claro que los números ayudan a exportar, en especial la leche en polvo. Para fabricar 1 tonelada de ese producto se requieren 8.500 litros de leche cruda. Al precio internacional actual de ese alimento, de unos 3.200 dólares FOB por tonelada, y descontando gastos de Fobbing por 200 dólares más un costo industrial de unos 550 dólares, queda un valor de 2.450 dólares o unos 68.600 pesos (a un tipo de cambio de 28 pesos por dólar). Esto implica que la capacidad de compra de un exportador supera los 8 pesos por litro de leche cruda.
Por eso, con esos números en vista, que son muy superiores a los 6,30 pesos que están cobrando los tamberos en la última liquidación, es que en la Mesa de Competitividad de la Cadena Láctea que se realizó la semana pasada se analizó seriamente la posibilidad de que los propios productores analicen las ventajas de comenzar a participar del negocio de la exportación de leche en polvo elaborada “a fazón”.
Los números, al parecer y luego de varios años, cerrarían. Aunque en el caso de los lácteos, la tortuga puede salir siempre por el lado más inesperado.