El Ministerio de Economía argentino asegura que la inflación galopante presente en el país es “un fenómeno multicausal” y desde Bichos de Campo no podríamos estar más de acuerdo.
En el caso específico de la carne vacuna, además de la emisión monetaria descontrolada, también viene incidiendo fuerte una política intervencionista que, lejos de ayudar, agrava un problema que ya por sí mismo es complejo.
Las quejas por el precio de lo que cuestan las cosas son recurrentes entre los argentinos, aunque no todos logran advertir que no se trata de un problema de los bienes y servicios presentes en la economía, sino del hecho de que el peso argentino vale cada vez menos y va camino a ser un serio rival del papel higiénico.
En ese contexto, el año pasado el gobierno de Alberto Fernández intervino el mercado de carne vacuna por medio de un “cepo” que, si bien logró planchar los precios internos por un tiempo, generó un “efecto rebote” infernal.
La gravedad de lo que está ocurriendo quedó muy bien reflejada en un comunicado difundido esta semana en redes sociales por un negocio gastronómico, Ribs al Río, localizado en la Costanera de la ciudad de Buenos Aires y que tiene como clientes asiduos a vecinos de los barrios de Belgrano, Nuñez y Palermo.
Debido a la inflación nos vimos obligados a tomar la díficil y triste decisión de sacar del menú nuestro plato mas vendido: el lomito ahumado. Abro hilo para contar que pasó. pic.twitter.com/Kzm3xLvG0N
— Ribs al rio (@ribsalrio) March 3, 2022
“Debido a la inflación nos vimos obligados a tomar la difícil y triste decisión de sacar del menú nuestro plato mas vendido: el lomito ahumado”. Así empieza la noticia necrológica. RIP lomito ahumado.
“Nuestro lomito fue un éxito desde el primer día: un pan suavecito, 100% lomo ahumado, queso (tipo) Emmental, cebolla a la chapa y nuestra salsa secreta. Era un sándwich que dejaba poco margen (económico), pero nos encantaba tenerlo. Salvo La Rambla y contadas excepciones, nadie te da ‘lomo-lomo’ (vacuno real) en el lomito porque su precio es altisimo. Pero los números daban y nos gusta vender calidad”, asegura el negocio, que suele registrar largas colas de clientes durante los fines de semana.
“Hace un par de meses tuvimos el primer problema: vaya uno a saber por que sacaron del mercado el Emmental que usábamos. En fin, nos adaptamos cambiando a un queso mas fácil de conseguir. Pero hace unas semanas el precio del lomo subió a niveles insostenibles. La calidad que usamos nosotros pasó a 1700 pesos el kilo. El tema es que entre que le sacás las pielcitas, los recortes y lo ahumás perdés básicamente un 50%”, explica.
“O sea el costo de mercadería te queda en aproximadamente 3400 pesos el kilo. Nuestro sándwich trae (traía) 150 gramos, así que estamos hablando de un costo de 500 pesos ¡solo de carne! Sumale pan queso, salsa y el costo no baja de 600 pesos. Para que tengas una idea el costo de la materia prima en un restaurant, se calcula que no debe ser mayor al 33%. O sea si un pancho te sale 33 pesos de costo, vendiéndolo a 100 pesos se estima que con los 67 pesos de diferencia vas a cubrir empleados, alquiler, demás costos y tener una ganancia”, relata Ribs al Río. Una auténtica clase para emprendedores gastronómicos.
“Es decir para que den los costos te tendríamos que vender el sándwich a 1800 pesos ¡sin guarnición! No sé vos, pero a mí me llegan a cobrar 1800 pesos un sánguche que ni siquiera es gigante y te doy mínimo un zapatazo ¡Inviable! Así que las últimas semanas estuvimos literalmente vendiendo el sándwich a pérdida, mientras pensábamos ¡qué hacer! Lamentablemente no quedó otra que sacarlo de carta”, explicaron.
El comunicado, que se destaca por su sinceridad, muestra sin matices que el problema de los alimentos en general y de la carne vacuna en particular está completamente desbordado a pesar de los esfuerzos oficiales por intentar subsanar (ya inútilmente) el problema con más intervenciones.
Afortunadamente, Argentina cuenta con una oferta diversificada de proteínas animales y la población puede recurrir al pollo, cerdo, huevos, lácteos y pescados para gozar de una alimentación equilibrada.