A nivel mundial los arándanos han cobrado gran popularidad por sus propiedades nutricionales y terapéuticas, como su alto contenido de antioxidantes y su capacidad antiinflamatoria. En Argentina una gran parte de la producción de esa fruta fina se destina a la exportación, por lo que investigadores del INTA Concordia, en Entre Ríos, evalúan la aplicación de bioestimulantes que ayuden a mejorar la calidad de la fruta y permitan reemplazar insumos químicos. Ensayan con extractos de algas y proteína de pescado.
“Un bioestimulante es cualquier sustancia o microorganismo que se aplica a las plantas con el objetivo de mejorar la eficiencia nutricional y la tolerancia a estrés abiótico. Es importante destacar que no forman parte del grupo de pesticidas ni fertilizantes”, explicó María Fernanda Rivadeneira, investigadora en ecofisiología de frutales del INTA Concordia.
“El foco de la producción argentina de arándanos está puesto en diferenciarse a través de la calidad, aspecto que incluye el tamaño, la firmeza y el sabor, muy valorados en muchos mercados. Es cada vez más importante tener en cuenta que la producción sea sustentable y es por ello que el sector está atento a estos nuevos desafíos que se van presentando en un mundo cada vez más competitivo”, agregó la especialista.
Los ensayos con bioestimulantes se realizaron sobre las variedades Emerald y Snowchaser, en inicio de floración, crecimiento de fruto y luego de cosecha. Los productos se aplicaron en forma foliar y por fertirriego en el cultivo. En todos los casos se utilizaron plantas que se encontraban en buen estado.
Una vez cosechados, los arándanos se enviaron al laboratorio del Instituto en donde se constató un mayor crecimiento vegetativo y una mejora en la firmeza de la fruta. También se observaron mejoras en el contenido de nutrientes en hojas y los niveles de nitrógeno, potasio y magnesio en follaje de la variedad Snowchaser.
“Si bien los resultados son recientes es fundamental poder contar con estas alternativas de manejo para el productor, ya que evaluar los productos disponibles en el mercado permite generar información adaptada y validada para la región”, aseguró Rivadeneira.
En la actualidad se están realizando, de forma paralela, otros ensayos que evalúan el comportamiento de nuevas variedades inscriptas de arándanos; la respuesta de la especie bajo distintos sistemas (al aire libre, bajo cobertura con malla antigranizo, plástico y manta); la aplicación de biorreguladores y la interacción con los metabolitos, y la aplicación foliar de fertilizantes y otros productos que tienen como finalidad mejorar firmeza, color o tamaño de los frutos.
Fotos: INTA