Frente a la expectativa de que el gobierno afloje un poco el cepo sobre las exportaciones de carne vacuna en 2022, las posiciones entre los dirigentes rurales toman matices, según cuanto o más lejos estén de las negociaciones con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, quien este jueves prometió comunicar cómo seguirá el esquema de comercio administrado a partir del 31 de diciembre.
Nicolás Pino, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), está del lado de los que piensan que es mejor sacar algo que nada de esta negociación, al igual que sus pares de CRA, Coninagro y la Federación Agraria. Luego de la reunión técnica realizada el martes con Domínguez, comentó: “Esperamos que el ministro Domínguez libere la cuotificación establecida”.
¿Qué quiere decir? Hoy el comercio exterior de carne vacuna está cruzado por múltiples cupos y prohibiciones. Hay primero una DJEC (el viejo ROE Rojo) que es de trámite obligatorio. Luego un sistema de cupos que permite exportar a 63 frigoríficos la mitad de lo que exportaron en 2020. Luego un cupo de 3.500 toneladas de cortes kosher para Israel. Luego otro cupo de 140.000 vacas conserva para China. Y además están las cuotas arancelarias (Hilton, 481, Estados Unidos y Colombia) que nunca sufrieron restricciones.
Pero adicionalmente hasta el 31 de diciembre próximo rige la prohibición de exportar los siete cortes populares (asado, matambre, vacío, cuadrada, falda, tapa de asado y paleta) de todo tipo de animal, salvo de las vacas conserva D y E que van a China.
Según la versión de los ruralistas, en la reunión entre técnicos realizada el martes, Domínguez insinuó que desmantelaría todas las cuotas y solo quedaría en píe la prohibición de los siete cortes (aunque posiblemente cambiando la cuadrada que aquí casi no se consume por otro corte de pulpa).
“Normalizar las exportaciones sería una señal positiva que generaría una luz verde para la inversión retrasada por los eslabones de la cadena. Le pedimos al gobierno un voto de confianza, que reabra las exportaciones para el bien de todos los argentinos. Es la única manera de solucionar este problema”, afirmó el presidente de la SRA, que juega sus fichas a quitar de la cancha por lo menos a estos complicados cupos de exportación, que además son sinónimo de falta de transparencia.
Pero esta estrategia tiene bemoles. Dentro de CRA, por ejemplo, varias confederaciones impugnaron las negociaciones llevadas adelante por el presidente Jorge Chemes y manifestaron su rechazo directo a esta “flexibilización” o apertura parcial que estaría siendo acordada con Domínguez.
Desde el gobierno, mientras tanto, la cartera de Agricultura guarda un absoluto silencio. El ministro, hay que recordarlo, ya incumplió su palabra en agosto pasado, ni bien asumido: hizo una reunión con las entidades y los gobernadores anunciando que “la vaca conserva está liberada” y a los pocos días diseñó un nuevo sistema de cupos poniéndole límites a ese negocio.
La doble lectura que existe entre los ruralistas frente al huidizo funcionario nacional quedó expuesta en un comunicado que emitieron desde Córdoba las mismas entidades que a nivel nacional enviaron a sus técnicos a negociar con Domínguez. Los cordobeses criticaron con fuerza que el gobierno vaya finalmente a mantener -con cupos o sin ellos- el cepo vigente a lo largo de 2022. Este es el documento:
Comunicado (2)
“Desde la producción leemos con preocupación los lineamientos que, sin consulta previa, se pretenden establecer para un supuesto plan ganadero. Sin embargo, todo plan ganadero necesita que las ventas externas estén abiertas y sin cuotas de ningún tipo. Asimismo, no será posible alcanzar mayor producción de carne cuando se limita la demanda cerrando o cupificando las exportaciones”, apuntaron las cuatro entidades de la regional cordobesa, que siempre se caracterizaron por su dureza.
Los dirigentes agropecuarios de esa provincia también reclamaron que “los mercados de trigo y de maíz deben funcionar sin trabas, en el que los compradores compitan libremente por los granos, sin acuerdos espúreos ni órdenes por debajo de la mesa, sin cartelizaciones”.