Marcelo Mendieta es de Entre Ríos, pero decidió seguir su vida en el partido bonaerense de Brandsen, muy cerca de la ciudad de La Plata, en donde alquila un pequeño campo en el que montó un tambo donde tiene unas 50 vacas en ordeñe y elabora masa para mozzarella.
“Había sembrado diez hectáreas de sorgo para silo, pero las perdí todas por la sequía. Lo que me salva ahora es el silo de pastoreo que pude hacer en cinco hectáreas”, dijo Mendieta en diálogo con Bichos de Campo.
Más que soñar con poder comprar un pedazo de tierra, Mendieta anhela poder alquilar un poco más de campo para seguir creciendo. “Con los precios a los que están los campos es imposible comprar. Apenas puedo alquilar y sobrevivir con eso”, reconoció.
Mirá la entrevista completa a Marcelo Mendieta:
Mendieta recordó que sus inicios como tambero los hizo en “El Abascay”, el establecimiento de la familia López Seco, con quienes trabajó durante más de veinte años. “Hice de todo ahí; arranqué como tractorista, luego pasé a la guachera y después estuve como encargado de tres tambos. Me fui, regresé con ellos y un día logré independizarme”, comentó.
Cuando empezó por su cuenta, Mendieta reunió de a poco su plantel hasta tener un lote 19 vacas en ordeñe y otras seis vacas secas. “Cuando empecé fue re-difícil. Pude sacar un préstamo y así compré otras diez vacas más”.
Cinco años después de haber empezado con el tambo, Mendieta tiene 50 vacas en ordeñe y reconoció que el campo que alquila le quedó chico. “Ahora logré alquilar otro pedacito de campo y por ahora vivo con eso”, indicó.
Entonces, ¿Se puede vivir con 50 vacas en ordeñe alquilando el campo?
“Se puede, pero hay que ponerle mucha garra y laburo. El tambo no te da descanso, y es necesario ser constante con la rutina y con los horarios para lograr que la vaca produzca bien. El tambo es un desafío nuevo todos los días y es importante no aflojarle, porque yo perdí una alfalfa que sembré antes y luego perdí un sorgo, pero sigo y no le aflojo”, respondió Mendieta.
“Por suerte acá me conocen. Los que me consiguen rollos me los financian, y lo mismo quien me trae la malta y el que me provee de semillas. Pero es todo de palabra, me conocen y por eso me financian”, declaró.
Hacer pocas hectáreas de maíz para silo implica también un desafío para pequeños tamberos como Mendieta. “Por lo general, cuando vienen contratistas aprovechan a hacer el trabajo al mismo tiempo a varios productores chicos de la zona. Nos hacen a todos juntos, y lo mismo si queremos hacer silo o rollos”, consideró.
Pero esa situación de tener que esperar a que una maquina o contratista atienda a varios productores pequeños al mismo tiempo también los complica, según Mendieta. “El raigrás por ejemplo no pudimos aprovecharlo bien porque lo sembramos tarde por no tener la máquina a tiempo; la avena en cambio la sembré yo con un disquito y la salvé”, mencionó en alusión a sentirse presa de una logística que lo excede. “Para los que tenemos poquito, quedamos para lo último”, agregó.
¿Sería posible una salida el armado de una cooperativa o la posibilidad de asociarse?
“Es muy difícil. Vos fijate que todos los tamberos deberíamos asociarnos más para reclamar el precio de la leche, dado que nunca tenemos un valor estable, el arreglo de los caminos o políticas al gobierno y no nos asociamos. Cada uno reclama lo suyo por su lado, pero no nos juntamos para esas cosas”, sintetizó.