En el sector porcino comenzó a generar preocupación la creciente importación de carne de cerdo. Consultores de ese sector contaron que muchas veces esa carne se termina vendiendo como cortes frescos en las cadenas de supermercados.
No es la primera vez que pasa. Por el contrario, es un clásico denunciado infinidad de veces y que en esta ocasión podría tener que ver -según sospechan en el rubro- con la intención de incrementar la oferta interna de carnes y con la mejora en la competitividad de Brasil. También con la brecha cambiaria local, que de algún modo actúa subsidiando las importaciones a dólar oficial.
El crecimiento de las importaciones se da además en un contexto de caída de las exportaciones. Si bien en lo que va del año el Ministerio de Agricultura informa un incremento del 35% de los envíos al exterior, en mayo hubo una baja del 12% y en junio se habría repetido la tendencia, aunque todavía no está el dato oficial publicado.
El freno de las exportaciones tuvo que ver con el cambio de tendencia en China, país que redujo sus compras en parte por la supuesta recomposición de sus stocks porcinos diezmados por la Peste Porcina Africana, y en parte para revalorizar el precio de sus cerdos. Como sea, este escenario hace poco viable el negocio de la exportación desde Argentina, pues se cayó el precio de la carne. La cotización de la tonelada de carne costo y flete (CIF) pasó de 2.800 a 1.800 dólares según informó recientemente Guillermo Proietto del consorcio de exportadores Argenpork.
Mientras las exportaciones caen, suben las importaciones del producto. Fuentes del sector indicaron que se trata sobre todo de cortes como la bondiola o el solomillo que llegan desde Brasil.
Entre enero y mayo sumaron 14.514 toneladas lo que significa, el 5% de una producción que suma 281.686 toneladas. Desde la Asociación de Productores de Porcinos (AAPP) manifestaron su preocupación por esta situación porque se da en un contexto de baja rentabilidad del negocio. El precio del capón viene cayendo a niveles de 120/121 pesos por kilo vivo, con un costo de 118/120 pesos de producción.
Además, en la Argentina hay oferta suficiente, argumentan los productores locales. Y de hecho, los demás indicadores dan todos positivos.
El ministerio de Agricultura informó que este año, a pesar de las dificultades que generó la suba del precio de los granos que pusieron en jaque la rentabilidad de los criaderos la faena aumentó 10,4% y la producción casi 11%. El consumo se mantuvo estable en torno a los 15 kilos anuales per cápita, aunque de acuerdo a los cálculos de los privados está más cerca de los 19 kilos.