Un grupo de matarifes coordinado por Eduardo Wenceslao Perdomo Acevedo, un empresario con muy buenos vínculos con el gobierno y que incluso asesora al Ministerio de Agricultura, ya ocupa un lugar en el “top ten” de los principales operadores cárnicos de la provincia de Buenos Aires.
Perdomo gestiona el frigorífico Frigocarne, el cual funciono como una cooperativa de trabajo (“Frigocarne Máximo Paz Ltda), además de otra empresa, Los Gansos, localizada en la localidad bonaerense de Plomer. Ambos están estratégicamente ubicados a pocos kilómetros del Mercado Agroganadero de Cañuelas, donde se trasladará el Mercado de Hacienda de Liniers.
Plomer era una vieja planta de faena que había sido manejada por el matarife Alberto Samid en sus buenos momentos, cuando todavía disponía de matrícula para operar en el negocio de la carne. Hoy condenado a prisión domiciliaria por cuatro años, Samid negó a Bichos de Campo tener vínculos comerciales con Perdomo, aunque se los ha visto históricamente juntos en el Mercado de Liniers.
Mientras que en los primeros cinco meses de 2020 Frigocarne habría faenado 36.933 cabezas para ocupar el puesto 34 en el ranking provincial, entre enero y mayo de 2021 el grupo, ahora integrado también por Los Gansos, faenó 62.303 bovinos para ocupar el décimo puesto de la lista. Para tener una dimensión, ambas plantas faenaron la mitad que el supermercado Coto, líder en ese ránking.
Luego de cerrar en marzo de 2017, el frigorífico de la localidad de Máximo Paz reabrió un año después gracias a la gestión del entonces intendente de Cañuelas, Gustavo Arrieta, quien validó la creación de la cooperativa, una figura que –según indican empresas competidoras– evitaría el pago de cargas sociales e impuestos por cifras millonarias.
La relación de Perdomo con la cooperativa de trabajo SUBPGA es pública y fue presentada como una alianza entre empresarios y trabajadores en un acto realizado en el Municipio de Cañuelas.
El 7 de junio pasado, la Cámara de la Industria de la Carne (CADIF), que agrupa a varios de los mayores faenadores del conurbano bonaerense, advirtió que el accionar de estas cooperativas podía constituir un caso claro de competencia desleal, por el doble estandar laboral que se produce entre empresas que supuestamente pagan todos los aportes laborales de sus trabajadores y cooperativas formadas por socios que son monotributistas.
“Ha llegado el momento en que debe resolverse la dualidad de estándares laboral, previsional e impositivo en la industria frigorífica argentina, porque es destructivo y además porque impacta en los
precios. Habrá que asumir los costos de elegir un camino y descartar el otro. Es preciso que el Estado marque expresamente un camino a seguir. La continuidad del Doble Estándar es una definición tácita que lleva a lo peor”, advirtió ese grupo de frigoríficos.
Pocas horas antes, el ministro de Agricultura, Luis Basterra, había recibido a las cooperativas agrupadas en una denominada Mesa de Frigoríficos Recuperados. En la reunión llevó la voz cantante el presidente de Frigocarne, Miguel Saavedra, quien forma parte del grupo liderado por el empresario y asesor Perdomo.
En tanto, la inauguración de Los Gansos SRL fue realizada a fines de diciembre pasado, y también contó con la presencia de funcionarios del poder de turno: el Ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez, y al intendente interino de Gral. Las Heras, Marcelo Sartori.
Ambos frigoríficos del grupo cuentan con una habilitación provisoria de la provincia de Buenos Aires.
Increíblemente, el nombre “Los Gansos” se lo dio Perdomo porque entiende que se trata de un ave que es capaz de volar en grupos grandes distancias sin cansarse. Si bien el grupo de matarifes opera para el consumo interno, tenía –antes de la intervención gubernamental– el propósito de crecer en escala para poder colocar parte de la producción en mercados externos.
Luego de que durante la gestión de Mauricio Macri se obligase a transparentar la faena por medio de diferentes mecanismos burocráticos, la consolidación de una cooperativa habría sido la herramienta ideal para que los matarifes pudiesen seguir operando con una ventaja competitiva frente a la escala de los grandes frigoríficos.