La espectacularidad política que el presidente Alberto Fernández le quiso imprimir al cierre de las exportaciones de carne vacuna, una medida con la que la mayoría de sus colaboradores no estaban de acuerdo, ha sido tanta que se pasó de la raya y hasta se prohibieron cosas que lejos están de afectar los precios del alimento. Es el caso de los huesos. Se perderían así divisas por cerca de 100 millones de dólares anuales.
En efecto, los frigoríficos de la Argentina no solo no puede desde hoy exportar carne. Tampoco puede enviar los huesos de los vacunos faenados, que aquí casi no tienen valor comercial porque no tienen demanda. Aquí se los utilizaba históricamente para el “rendering”, que es el proceso que convierte los desechos de carne en sustancias aptas para alimentación animal, una suerte de harina animal muy nutritiva.
Desde que China se convirtió en el principal cliente de la carne de la Argentina, en 2018, esos huesos han despertado un interés inusitado y por eso muchos frigoríficos vieron la veta. Lo explicó a Bichos de Campo un conocedor de los gustos en el gigante asiático: “Para los chinos es un manjar: los hierven más de 20 horas y con esos huesos y verduras se hacen unas sopas exquisitas”.
Tanta la euforia que el negocio de exportar huesos con retazos de carne movilizó nada menos que 86,5 millones de dólares en los últimos doce meses. Son muchas las plantas frigoríficas que, tras la depostada del animal, pelan los huesos todo lo que pueden y luego preparan las cargas de esos restos bajo las posiciones arancelarias 0202.20.90.920X y 0202.20.90.990V.
En el golpe que Agricultura le pegó al negocio exportador al emitir hoy en el Boletín Oficial la Resolución 75/2021 para oficializar la veda exportadora ordenada por el presidente incluye esas posiciones arancelarias, pues forman parte del capítulo 02.02 del Nomenclador Aduanero del Mercosur, que se refiere a la carne bovina congelada.
Tanta es la avidez de los chinos por estos huesos con restos de carne que, según los datos aduaneros, los envíos se aceleraron notablemente en el segundo bimestre de este año. En marzo pasado se exportaron 8.000 toneladas y un mes después, en abril, los envíos treparon a más de 16.000 toneladas. En valor, solo en ese bimestre se obtuvieron divisas por casi 40 millones de dólares, cerca de la mitad de la cifra obtenida en los últimos 12 meses.
“La exportación de huesos es un plus que tiene el mercado solo con China, porque es el único mercado que consume hueso. Acá se consume, pero para industria, el rendering”, explicó una fuente vinculada al negocio de la exportación de ese derivado de la faena.
Y sugirió: “Este contexto de cierre exportador también para los huesos, a los que más les conviene es a los frigoríficos que tienen instalaciones para hacer ese proceso. No solo con el rendering procesan sus huesos sino los de todo el resto. Y en este caso, hueso mucho más barato”. Las empresas con capacidad de realizar esa transformación de los huesos a harina de carne son unas pocas y pertenecen al Consorcio ABC, la cámara que negoció cara a cara con el presidente.
Por el contrario, el negocio de exportar huesos a China se multiplicó de la mano de muchos actores: los embarques (casi 55 mil toneladas desde mayo del año pasado) han sido bastante desconcentrados y se repartieron entre varias empresas. Solo en abril pasado -cuando se llegó al récord de exportación- han participado más de 20 jugadores.
Tomando los últimos 12 meses -de mayo de 2020 a abril de 2021-, sobresalieron las exportaciones realizadas por los frigoríficos pertenecientes a los grupos brasileños JBS (del grupo Minerva) y Marfrig. También se destacaron el frigorífico Rioplatense, Gorina, Quickfood, La Anónima (Cia Importadora y Exportadora de la Patagonia), Compañía Bernal y Coto.
El cerco sobre las exportaciones de huesos que no inciden en los mostradores de las carnicerías ni tampoco tienen influencia sobre la conformación de los precios ganaderos no ha sido el único pifie visible de los funcionarios que se ocuparon de redactar el decreto que le dio marco legal a la orden de Alberto. También se dejó afuera a destinos claves, como Israel. De eso ya hablamos en Bichos de Campo.