Por Nicolás Razzetti.-
La carne de cerdos es la tercera más consumida en la Argentina. El promedio para este año es de 15 kilos anuales por habitante, lo que representa apenas el 25% del consumo de carne vacuna. Sin embargo, el crecimiento de esta producción se sostiene en niveles altos y se contrapone con el estancamiento del sector vacuno, cuya oferta total ronda las 3 millones de toneladas desde hace varias décadas.
El secreto del desarrollo del sector porcino está en la buena rentabilidad del negocio, que en este momento del año ronda el 30%. De todos modos, el promedio anualizado está más cerca del 20%, lo que sigue siendo alto para cualquier actividad productiva.
Según un reciente informe de Coninagro sobre el sector, “la Argentina duplicó la producción de carne de cerdos en el transcurso de los últimos 7 años, pasando de las 280 mil toneladas en 2010 a las 565 mil de 2017. Asimismo el crecimiento fue sostenido manteniéndose en orden al 8%”.
Ese incremento fue debido en un primer momento a las continuas inversiones que hicieron los productores en la mejora y ampliación de las granjas, “pero en el último tiempo esa tendencia se debilitó”, dice el trabajo de Coninagro. De todos modos, la producción de carne porcina siguió creciendo y esto se se debió a la mejor performance de cerda y a una “mayor eficiencia del sistema productivo y un mejor uso de los recursos”, señala el informe desarrollado por el equipo técnico de la entidad de cooperativas que lidera Silvina Campos Carlés.
En efecto, el crecimiento del 8% registrado en el último año se debe a ese fenómeno porque no hubo un aumento marcado en el número de madres.
En cuanto al resultado del negocio, el documento explica que en un modelo productivo pequeño y mediano el margen va de los 4.300 a 6.800 pesos y la rentabilidad ronda el 20/27%.
En sintonía, el nutricionista Jorge Labala, especialista en producción porcina, dijo que el costo actual por kilo producido es cercano a los $18/20, cuando su valor de venta es de $26/27, lo que significa una renta de entre 30 y 35%. Labala, de todos modos, se ocupó de aclarar que “estamos en el momento del año de mayor demanda y hace poco el precio por kilo de capón era de $23. Si se anualiza la rentabilidad hay que hablar de un promedio del 20% que sigue siendo alto”, indicó.
El especialista sostiene que la clave del buen resultado económico del sector se explica en los bajos precios de la nutrición, que tiene una participación importante en la estructura de costos. También en la buena aceptación que tuvo la carne porcina por parte del consumo local.
La relación maíz/carne es conveniente, ya que “la alimentación fue históricamente el 65/68% del costo total (de producir porcinos) y actualmente es el 60%”, explicó el nutricionista. La alta oferta de maíz presiona sus precios a la baja y, por otro lado, la soja mantiene un importante descuento por la vigencia de las retenciones.
El especialista señaló que con los niveles de rentabilidad del sector “no se entiende como no hay más granjas en funcionamiento”. Y se autorespondió: “Probablemente los altos costos por unidad (8 mil dólares por madre en una granja de mil madres implica un desembolso de 8 millones de dólares), la combinación de la incertidumbre en la economía local y los plazos necesarios para comenzar a obtener ingresos o retornos frenen las inversiones. Además también hay costos logísticos altos como los del flete”, finalizó.