Gracias al aporte del sector agropecuario, la actividad económica en Brasil durante 2020 logró amortiguar la destrucción de riqueza generada por el aislamiento obligatorio.
El Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil cayó 4,1% en 2020. Se trata de la mayor caída anual de la serie que se inició en 1996 e interrumpió el crecimiento de tres años seguidos, de 2017 a 2019, cuando el PIB (la suma de toda la riqueza producida en el país), acumuló un aumento del 4,6%.
En tanto, el PIB per cápita alcanzó 35.172 reales el año pasado con una caída interanual del 4,8%, según datos oficiales publicados hoy martes por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
El PBI del sector soja aumentó un 7,1% en 2020 respecto del año previo, mientras que el del café subió un 24,4%; ambos fueron esenciales para el PBI del agro brasileño aumentara un 2,0% el año pasado. Vale recordar que en Brasil no existen los derechos de exportación ni las “retenciones cambiarias” instrumentadas por medio de “cepos” al tipo de cambio.
Ambos productos –soja y café– tuvieron una producción récord en la serie histórica gracias a los estímulos brindados por el Estado nacional –la inflación anual en Brasil es del 4,5%– y los elevados precios internacionales de las materias primas agrícolas. Sin embargo, algunos sectores del agro registraron una variación negativa del Producto Bruto, como la naranja (-10,6%) y el tabaco (-8,4%).
Los servicios se llevaron la peor parte de la pandemia con una disminución del Producto Bruto del 4,5%. “Incluso cuando el distanciamiento social se volvió más flexible, muchas personas siguieron teniendo miedo de consumir, especialmente los servicios que pueden causar hacinamiento”, aseguró la coordinadora de Cuentas Nacionales del IBGE, Rebeca Palis, por medio de un comunicado.
Si bien la actividad en hoteles, restaurantes, gimnasios y transporte pasajeros –entre otros– se derrumbó–, las actividades financieras y de seguros aumentaron un 4,0%, así como las actividades inmobiliarias, que tuvieron un incremento del 2,5%.
El sector industrial, por su parte, registró una caída del Producto Bruto del 3,5%. En este caso, la mayor destrucción de riqueza se registró en la construcción (-7,0%) y la industria manufacturera (-4,3%), fundamentalmente las dedicadas a la fabricación de vehículos automotores, indumentaria y metalúrgicas.
Las industrias extractivas, en cambio, aumentaron un 1,3%. La explicación es el aumento de la producción de petróleo y gas, que compensó la caída en la extracción de mineral de hierro.