Hay buenas y malas en la producción algodonera este año, y también desafíos en la cadena para mejorar la competitividad, razón por la cual se apuesta al desarrollo de un sello local de sustentabilidad, y al logro de certificaciones internacionales que permitan una mejor colocación del productor en los mercados internacionales.
Entre las malas está la seca. “Si en los próximos días no llueve lo suficiente, gran parte del área algodonera podría pasar a soja, ya que se cierra la ventana de siembra del cultivo”, explicó a Bichos de Campo Héctor Linke, productor y presidente de la Asociación Argentina de Productores Algodoneros (AAPA).
Para este año se esperaba una superficie algodonera cubierta en torno a las 400 mil hectáreas que podría incrementarse, ya que no se pudo implantar gran parte del área que se destina al girasol, aunque si las lluvias siguen siendo escasas todo terminaría cubierto con soja.
“El productor necesita un año bueno” dijo Linke, al tiempo que explicó que el año pasado el norte se vio afectado por la inundación, y este año por la seca y la pandemia que deprimió el mercado del algodón.
Del lado de las buenas se cuenta la mejora de la demanda de fibra de algodón, la cual había desaparecido por los efectos de la pandemia, pero ahora comenzó a reactivarse y, de hecho, hasta mejoraron los precios.
Escuchá la entrevista completa a Héctor Linke:
“Por kilo de fibra de algodón se paga 1,20 dólar cuando antes se pagaba 1 dólar”, explicó Linke, aunque admitió que para que las cuentas cierren, el clima también debe acompañar y el productor debe lograr rindes buenos de entre 800 y mil kilos de fibra por hectárea.
El dirigente finalmente se refirió al sello Algodón Responsable Argentino que la AAPA acordó desarrollar con la Asociación de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y el cual tiene el foco puesto en la producción primaria pero que a la vez permitiría una mejor inserción del producto en los mercados internacionales, y en definitiva mejoraría la competitividad de toda la cadena.
“El mundo va a exigir certificaciones de sustentabilidad. Brasil ya tiene el 60% de su algodón certificado por la norma BCI (Better Cotton Initiative)”, dijo Linke, en función al programa de sustentabilidad de algodón más grande del mundo que brinda capacitación sobre prácticas agrícolas sustentables a más de 2 millones de productores de 21 países. En efecto, Linke se mostro convencido de que para competir en el mundo es necesario contar con ese aval.
La norma BCI certifica, según Linke, “que el trabajo es en blanco, que se hicieron las rotaciones correspondientes, que el producto tiene trazabilidad y que no se usan productos contaminantes”.
El empresario dijo que ese es el objetivo de máxima y que por ahora apuestan a desarrollar el sello local con Aapresid y con siete productores de Chaco, Santiago del Estero y Salta, quienes acordaron incluir prácticas agrícolas, ambientales, sociales y de calidad de fibra.
En el plan piloto se suman unas 20.000 hectáreas, pero en la campaña 2021/22 el sello ‘Algodón Responsable Argentino’ se abrirá a todos los productores interesados, sin importar la escala o la superficie.
“La certificación nacional y una posterior homologación con la norma BCI será la puerta de ingreso del algodón argentino al mercado global”, afirmó por su parte Tomás Mata, gerente del Programa Certificaciones de Aapresid, que reúne a los productores en siembra directa.
Se espera que la iniciativa tenga “un impacto significativo para el desarrollo sustentable de una de las economías regionales más pujantes, con una producción anual que ronda las 320 mil toneladas de fibra, y la generación de 4 mil puestos de trabajo en el norte argentino en 450 mil hectáreas”.