Todo indica que la cuarentena se extenderá hasta el 8 de junio, por lo menos. Si terminara ese día coincidiría con el inicio de la “Semana de la carne de cerdo”. Sería un buen motivo para meter una bondiola en el horno o ´tirar´ un matambre en la parrilla.
El consumo de carne de cerdo viene de años de continuo crecimiento y ese proceso de fondo es el mayor motivo que tiene la cadena para celebrar. En lo coyuntural, en cambio, hay varias dificultades por las que los productores reclaman la atención del Gobierno.
En los últimos cinco años, esta cadena productiva creció en varios aspectos, aunque a nivel internacional el lugar que ocupa la Argentina porcina es muy menor. Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), este año la producción de carne porcina llegaría a 94 millones de toneladas, de las cuales 35 millones serán producidas en China y 24 millones en la Unión Europea. En el décimo puesto de ese ránking aparece Japón, con 1,3 millón de toneladas, el doble de lo que se produce por estas latitudes.
El boletín del Ministerio de Agricultura indica que en 2019 se faenaron 6,8 millones de cabezas lo que significa un crecimiento del 24% respecto de 2015. La producción de carne aumentó. En los últimos 5 años pasó de 484 mil a 630 mil toneladas, lo que significa un salto de 30% por mayor eficiencia productiva, que se traducen en mejores rindes en el gancho.
Esa producción creciente tuvo como destino histórico el crecimiento de la demanda local, pero de a poco se fueron abriendo mercados y también se comenzó a exportar. El consumo pasó de 11 kilos en 2015 a casi 15 kilos el año pasado. Y las exportaciones que hace cinco años no existían sumaron 25.600 toneladas en 2019. Los principales destinos fueron Rusia y ahora China, que se presenta como una gran oportunidad debido a la reducción que sufre en su oferta interna por la Peste Porcina Africana. Ese virus, ahora opacado por el Covid-19, provocó que se redujera en 18 millones de toneladas su oferta de carne porcina.
El crecimiento de la actividad se vio alterado por la crisis del coronavirus. Por eso ahora las estadísticas oficiales dan cuenta ahora de una merma en la faena, la producción y el consumo desde marzo. También de una caída notable del precio capón, que afecta directamente a los productores.
Según informó el consultor Juan Uccelli el valor promedio esta semana es de 58 pesos por kilo vivo, así que en el año acumula una caída de más del 10% (a mediados de enero cotizaba a 64 pesos). El vcalor del cerdo es 33% inferior al valor promedio de la hacienda bovina en el Mercado de Liniers, cuando hace pocos meses supo empatar esos registros.
La caída en el valor del capón tiene que ver con la menor demanda, en especial de cortes de las patas delanteras y traseras, que suelen ser usados para la elaboración de embutidos, que tenían mucha salida en parrillas, restaurantes y caterings. Por eso varias entidades del sector acordaron comercializar esos cortes como frescos al mercado interno a un valor de 150 pesos por kilo.
Para saber qué perspectivas ve para la actividad y qué medidas creen que servirían para paliar los problemas que se presentan en esta coyuntura, Bichos de Campo consultó a Lisandro Culasso, el presidente de la Asociación de Productores de Porcinos (AAPP).
“La iniciativa de los cortes de paleta y jamón (patas delanteras y traseras del animal) a 155 pesos el kilo surgió como respuesta a la merma en la comercialización de esos cortes a los canales tradicionales. Como sector acordamos ofrecer esos cortes de carne fresca a ese precio sugerido. Eso significa que los cortes deberían conseguirse con facilidad y sin afectar el margen de las carnicerías y supermercados que lo ofrecen. Lo bueno es que la demanda está. Ahora tenemos que lograr que el resto de la industria coloque el stock o la oferta en los comercios y esto pueda llegar a la mayor cantidad de consumidores”, explicó.
-¿Son buenas las perspectivas post pandemia?
-Sí. Si hacemos una retrospectiva, el crecimiento del sector en los últimos años es exponencial. Sumado a la mejora en todo lo que es sistemas de producción de alta calidad, normas de seguridad sanitaria, sustentabilidad y eficiencia, la apertura de mercados y el comienzo de la exportación. Eso hace que entendamos que esto es una coyuntura y que con posterioridad al Covid-19, el sector porcino argentino tiene grandes perspectivas de seguir creciendo.
-¿En la coyuntura requieren de alguna ayuda?
-Creemos que el principal desafío que tenemos es que se escuche nuestra voz como sector. Actualmente, estamos buscando alternativas y soluciones que puedan alivianar la preocupación del productor. Para ello lanzamos esta iniciativa de cortes de cerdo de calidad a 155 pesos el kilo y nos está costando obtener el mismo tipo de iniciativa por parte de la industria y el comercio. Cada provincia es un caso único y a pesar de que los productores nos comprometimos a nivel nacional con este precio sugerido, no ocurre lo mismo entre los demás actores de la cadena.
-¿Y cómo sigue la película?
-En primer lugar comenzamos a buscar canales hacia los que volcar el sobrestock de animales en las granjas. Ese sobrestock está generando problemas productivos y financieros. En lo productivo, se están tomando medidas a nivel de granja. Con respecto a lo financiero, necesitamos ayuda del Estado para que nos incluya en todos los créditos subsidiados que se están ofreciendo. No nos incluyeron en todas las ayudas que se ofrecieron. Por ejemplo no recibimos la ayuda del 50% para pagar los sueldos.