El día después del coronavirus es una preocupación para muchas actividades económicas, entre ellas, la ganadera. Para el consultor privado, Víctor Tonelli, “el gran cambio que se viene es que habrá mucha más consciencia sobre los alimentos que se van a consumir”.
Tonelli recordó lo que pasó luego del mal de la Vaca Loca. “Yo la viví como un antes y un después de una cantidad de cosas, y lo mismo me pasa cuando miro esta pandemia. Después de la Vaca Loca apareció la trazabilidad como condición sine qua non para garantizar los productos en los mercados externos. En un primer momento nos sorprendimos, pero luego los incorporamos”.
Para el consultor ganadero, “hoy vendrán cuestiones mucho mas profundas, probablemente vinculadas a bioseguridad y medio ambientales, en donde quizás te preguntes ´y esto qué tiene que ver con el coronavirus´. Pero la gente relaciona distintos aspectos nocivos de la naturaleza y los va incorporando a sus demandas”.
Mirá la charla con Víctor Tonelli:
“Habrá compras con mayor responsabilidad. Y otro tema que creo que se viene es que cambiarán los modelos de distribución minorista de la carne, es decir, los sistemas de ventas online y de delivery”, agregó Tonelli.
El experto rememoró cuando en 1994 había surgido el debate por el llamado “Corte x lo sano”. Entonces el gobierno propiciaba que ya no podía haber medias reses circulando por las calles. “Todavía sigue habiendo quien defienda esa cuestión y ningún funcionario, ni de ese momento ni de ahora le puso el cascabel al gato. Me parece que esto nos ayudará a acelerar procesos que no deberían demorarse mucho más. Ahora bien, si esto nos ayudará a jugar en primera o quinta división, dependerá solo de nosotros”.
En función de las complicaciones para vender carne a los mercados externos, Tonelli analizó que “en aspectos de inocuidad, China tiene las mismas exigencias de cualquier mercado, pero en sanidad animal tiene incluso más exigencias; de hecho los aspectos de vacunación y control de brucelosis y tuberculosis no los teníamos presente cuando estábamos en otros mercados”.
“Cada mercado exige algo particular, pero esa suma de todas esas exigencias se va a exacerbar y va a ampliarse hacia otros temas de la agenda, como los de deforestación o del cuidado de comunidades originarias vecinas a los campos. Es como que la responsabilidad social dará un paso más largo de lo que estamos preparados para recorrer”, añadió.
¿Y qué hay de los argentinos como consumidores? ¿Somos más laxos en permitirle cosas a la industria de la carne? Tonelli respondió que ese aspecto “es el más difícil de resolver porque en el medio está la política. Pensar que haya 40 mil carnicerías, de las cuales sólo 10 mil están bajo control de la autoridad competente en el tema impositivo, implica que hay 30 mil carnicerías que no cumplen con la cuestión impositiva, y seguramente tampoco lo hagan en salubridad”.
“Por lo que me dicen los operadores y distribuidores, hay muchas carnicerías que ni siquiera están habilitadas por la municipalidad, pero luego, todos los fines de semana, el empleado municipal pasa por ahí a buscar su asadito. Entonces, hay cuestiones que tienen que ver con lo cultural, pero también con la política. Cuando hay decisión política para controlar algo, la misma debería tener mirada holística y controlar en todos los aspectos”, concluyó.