Una decena de diputados nacionales de la UCR y el PRO acompañaron un proyecto de resolución presentado por el correntino Jorge Vara, ex ministro de la Producción de esa provincia, para que el Poder Ejecutivo suspende por seis meses las retenciones adicionales que protegen a la industria curtidora al impedir a los frigoríficos vender directamente al exterior los cueros que se obtienen después de la faena de los bovinos.
La iniciativa de Vara, que ya tiene estado parlamentario pero deberá esperar a que el Congreso se digne comenzar a sesionar, apunta a permitir en ese lapso de 180 días que se puedan desagotar la acumulación de cueros bovinos que se registra actualmente en la industria faenadora.
Los cueros comenzaron a sobrar por todos lados en los frigoríficos desde que, al inicio de la cuarentena obligatoria, las más importantes curtiembres dejaron de ir a retirarlos como era costumbre. Pare evitar este congestionamiento, el gobierno declaró de inmediato a la industria del curtido como una “actividad esencial”, pero no obtuvo resultado. Las empresas de ese sector se amparan en en el argumento de que nadie quiere más cuero en el mercado internacional, y que por lo tanto no tiene sentido seguir operando.
En este escenario, muchos frigoríficos comenzaron a deshacerse de los cueros crudos por otras vías, como enterrarlos en el campo o en el predio del Ceamse, que habilitó la recepción de ese subproducto. Pero esta operatoria también es costosa y muy complicada. En otras plantas comenzaron a salarlos, como un modo de evitar que se pudran y así poder conservarlos.
Los diputados de Juntos por el Cambio apuntalaron el proyecto de Vara, que solicita al Poder Ejecutivo Nacional que “se suspenda por el plazo de 180 días el derecho de exportación adicional que pesa sobre los cueros crudos, salados y Wet blue, previsto en el Art. 4° de la Resolución 537/92 del entonces Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos”.
Hay que fijarse el año de aquella resolución, 1992, para notar que desde hace casi treinta años la Argentina aplica una retención a las exportaciones de cueros sin procesar. El argumento de esta norma, que ha sido prorrogada varias veces por todos los gobiernos, es que la materia prima sea procesada dentro del país. Pero la verdad es que todo ha terminado amañando una cartelización de la industria curtidora, que se hace de los cueros a precios muy por debajo de los del mercado internacional. Incluso, en los últimos meses, los frigoríficos pagaban a los curtidores para que se lleven la mercadería. Pero ahora ni eso funciona.
La apertura del candado impositivo que impide a los frigoríficos exportar por ellos mismos y no tener que depender del humor de las curtidoras fue una alternativa que se barajó varias veces como recurso para desagotar el mercado local de los cueros excedentes. Incluso, al final del gobierno de Mauricio Macri se habilitó una cuota libre de estas retenciones, pero que nunca fue reglamentada e incluso fue derogada por la nueva gestión. En las próximas horas, Vara iba a mantener conversaciones con el ministro Luis Basterra para convencerlo de revisar esta posición a favor de unas pocas curtiembres.
“El avance de la Pandemia CoVid19 ha profundizado y agravado distorsiones e ineficiencias generadas en el mercado de los cueros que afectan de manera directa a la industria frigorífica. En esta coyuntura, se evidencia en todos los frigorificos una acumulación de cuero vacuno fresco o salado sin procesar, que genera problemas de almacenamiento, pone en riesgo al medio ambiente y erosiona el resultado económico de las plantas de faena y, en consecuencia, la provisión de carne en nuestro país en cuanto a volúmenes y precio”, explicó el diputado correntino en su proyecto de resolución, que cobró estado parlamentario el 13 de abril bajo el expediente 1293-D-2020.
Concretamente, como remedio a esta situación, los diputados opositores reclamaron que se suspenda la vieja resoluciónd e 1992 que “dispuso un derecho de exportación adicional a los cueros antes señalados, a partir de un arancel del 15 %, que además se estima sobre una base imponible que se calcula sobre el precio del cuero salado de novillo marcado (Butt Branded Steer) en el mercado de Chicago (tres veces más que el valor FOB de un cuero argentino). Y en el caso del Wet blue con un adicional de U$s 16 sobre dicha base”.
En los hechos, esta fórmula traída de los pelos instaura una barrera arancelaria a la exportación directa desde los frigoríficos, que llega al 40/50%.
“El gravamen adicional hace inviable la exportación de esta mercadería, y su suspensión en la coyuntura expuesta, sería un alivio a esta compleja situación”, señaló Vara.