Por Matías Longoni.-
Rafaela, en Santa Fe. Son las ocho de la mañana y Bichos de Campo acompaña a Fernando Córdoba, el presidente de la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe (Meprolsafe), a buscar las dosis de semen necesarias para inseminar unas treinta vacas lecheras. Es lo que iremos a ver luego en su tambo, a unos 30 kilómetros de la ciudad enclavada en el corazón de la “cuenca lechera más importante de América Latina”.
Fernando está tratando de comenzar a repoblar su rodeo lechero luego de la gran tragedia climática y productiva que vivió esta región. En abril de 2016 todo se inundó y lo mismo sucedió en enero de este año. A esta dirigente además le tocó una feroz granizada en noviembre que le hizo pelota las pasturas y el trigo. Para no cerrar, como todos los tamberos, tuvo que achicarse y se desprendió de más de 110 vaquillonas a las que no podía alimentar. Eso sin contar los animales que quedaron enterrados en el barro.
Vamos hacia su tambo a presenciar la inseminación y se me ocurre preguntarle si esa pequeña inversión y las otras que se precisan para volver a levantar cabeza son parte de los préstamos que lanzó el Gobierno Nacional en conjunto con la provincia de Santa Fe. Traga saliva antes de responder. Luego enumera:
“El Estado ayudó poco y nada. Se necesitan tasas baratas y plazos con años de gracia para recomponer el capital productivo”.
“El Banco Nación no está dando ayuda a los tamberos. Vas al banco y decís que sos tambero y parece que dijeras una mala palabra”.
“Desde febrero de 2017, el Ministerio de Agroindustria se comprometió a mandar 250 millones de pesos y todavía no vimos un solo peso de ese compromiso”.
Varios testimonios posteriores permitirán confirmar que, pese a la gravedad de la situación y a que en esta partida se juega buena parte del futuro lechero de la Argentina, aquí el Estado Nacional brilla más por su ausencia que por su presencia. Debería ser claramente al revés.
Se me ocurre llamar a Pedro Morini, el secretario de Lechería de la Provincia, para ver qué sucedió con los anuncios que habían hecho en conjunto la administración nacional y el gobierno de la Provincia. Sucedió luego de que el titular de la cartea de Agroindustria, Ricardo Buryaile, sobrevolara el 17 de enero pasado las zonas inundadas.
La ayuda para levantar cabeza tiene nombre y apellido: se llama Fondo de Inversión y Desarrollo y se creó por ley de la Provincia de Santa Fe a principios de marzo de este año. Inicialmente por esa vía se iban a canalizar 400 millones de pesos para socorrer a los tamberos. El fondo se integraría con 150 millones aportados por el Tesoro provincial y un crédito a gestionar ante la Nación de 250 millones de pesos.
Morini nos relata: “Nosotros creamos el Fondo de Inversión y Desarrollo. Lo mandamos a ambas cámaras en febrero. Las convocó el gobernador (Miguel Lifschitz) a extraordinarias . En una semana ambas cámaras le dieron sanción por unanimidad, aunque en el Senado tenemos minoría. El gobernador promulgó y reglamento la ley. Nuestro Ministerio emitió el decreto y en 60 días monetizamos los 150 millones comprometidos de parte nuestra. Esperamos 60 días y como no llegaba lo prometido por el Gobierno Nacional, el gobernador nos anticipó 100 millones más, que en una semana lo monetizamos”.
Pienso: Tiroteo en puerta, un nuevo episodio en la saga entre macristas y socialistas, esta vez en medio de una elección nacional. En total el fondo contaría con 250 millones de pesos para ayudar a 869 productores afectados por las inundaciones (en promedio con 300.000 pesos cada uno), pero la plata solo salió por ahora de las arcas de la provincia.
Morini confirma que la decepción no es solamente de los productores lecheros sino también de los funcionarios de la Provincia que esperan en vano el giro de dinero desde el Fondagro, el fideicomiso que maneja Agroindustria. “Al día de hoy transcurrieron siete meses de la visita y promesa de Buryaile en Rafaela y ni siquiera pudimos firmar el convenio. La fiesta está linda, pero el poncho no aparece”.