Un ensayo realizado por técnicos del INTA y miembros de la Cámara de Productores Porcinos de Córdoba (Cappcor), durante ocho campañas consecutivas, mostró que el uso de efluentes porcinos como enmienda orgánica puede ser clave para mejorar la productividad de la soja. De los 2646 kilos por hectárea iniciales, estas aplicaciones permitieron dar un salto de casi 1900 kilos adicionales, alcanzando la marca de 4574 kilos del poroto.
Comparado con la parcela testigo, que nunca recibió aplicación de estos efluentes, los tratamientos registraron un aumento cercano a un punto en el contenido de materia orgánica luego de ocho años.
La experiencia, conducida por el profesional del INTA Manfredi, Nicolás Sosa, junto a Diego Mathier y Marcos Bragachini, arrojó cambios positivos a nivel de los macro y micronutrientes, así como en los parámetros físicos del suelo.

Según dieron cuenta, se observaron diferencias significativas en fósforo -con casi 35 partes por millón adicionales- y un aporte relevante de zinc. Además, las determinaciones de densidad aparente, estabilidad de agregados y resistencia a la penetración arrojaron una evolución favorable en las parcelas con aplicación de efluente, frente al testigo.
“Más que un fertilizante que aporte uno, dos o más nutrientes, se trata de una práctica de fertilización más completa”, señaló Sosa.
Durante las ocho campañas analizadas se alternaron tres cultivos de maíz y cinco de soja. Los resultados mostraron respuestas positivas en ambos, aunque con comportamientos disímiles.
En soja, la última campaña evidenció un incremento marcado: el testigo rindió 2646 kilos por hectárea, mientras que la aplicación de 25 milímetros (mm) de efluente sin fertilización mineral alcanzó 3830 kilos. En los tratamientos que combinaron efluente con superfosfato triple, los rendimientos llegaron a 3949 y 4574 kilos por hectárea.

“En soja existe un efecto adicional cuando se complementa con fósforo mineral, aun cuando los suelos ya presentan niveles elevados de este nutriente”, explicó Mathier.
En maíz, en cambio, la respuesta fue distinta: la dosis de 25 mm de efluente sin fertilización mineral se consolidó como la opción más eficiente en términos económicos.
Aún con estos resultados, el equipo de trabajo consideró que las aplicaciones siempre deben hacerse considerando la oferta de nutrientes del suelo, previamente determinado con un análisis de laboratorio. También deben tenerse en cuenta la composición del efluente y los requerimientos del cultivo en cuestión.
“Un balance permite ajustar la dosis de aplicación y evitar problemas, ya que la demanda no es la misma para trigo, cebada, maíz o soja”, sostuvo Sosa.
La experiencia fue realizada en la localidad de Despeñaderos, donde funciona el principal sitio de evaluación, instalado en el establecimiento Porcal. El mismo es de la empresa Dos Ríos, que cuenta con unas 1600 madres en producción.
El sistema incluye el tratamiento de purines en tres lagunas de estabilización impermeabilizadas, el filtrado mediante una criba autolimpiante y la posterior aplicación con pivot central durante el período de barbecho.
Desde Cappcor -que reúne a 30 establecimientos porcinos y concentra el 50% de la producción provincial- destacaron una experiencia similar realizada junto al INTA en la localidad de Villa María del Río Seco, al norte de Córdoba. Aquella permitió obtener unos 7.000 kilos de maíz más por hectárea durante cuatro campañas.
“Esos kilos adicionales equivalen a una campaña completa de producción. En fósforo, al inicio teníamos valores de 40 partes por millón. Con cinco años de aplicación de purines, ese número subió a casi 65 partes por millón”, indicó Marcos Torres, miembro de la comisión directiva de esa Cámara.
A continuación, el productor destacó el valor de la articulación público-privada: “Si no hubiéramos tenido la vinculación con el INTA, nuestros estudios carecerían de rigor científico. El INTA Manfredi nos aporta seriedad y objetividad. Es un referente en residuos pecuarios y en sistemas de riego, que también utilizamos para aplicar los efluentes en el lote”.





