La crisis que atraviesa la vitivinicultura argentina también golpea al extremo sur de La Pampa. En los últimos días, Bodega del Desierto, ubicada en la localidad de 25 de Mayo, despidió a 12 trabajadores, una decisión que generó fuerte preocupación en la comunidad y desató un conflicto gremial.
Según informó El Diario de La Pampa, los telegramas comenzaron a llegar a fines de la semana pasada y alcanzaron a empleados con distintas antigüedades dentro de la empresa. En una localidad donde reina la actividad petrolera, la bodega es también uno de los principales actores de la actividad comercial, el impacto fue inmediato, con 12 familias que quedaron sin ingresos de un día para otro.
La reacción no tardó en llegar, y desde el Sindicato de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines (SOEVA) calificaron los despidos como “arbitrarios e injustificados” y denunciaron que la empresa no dio intervención previa al gremio ni al Ministerio de Trabajo. De acuerdo a lo publicado por La Arena, dirigentes sindicales viajaron a 25 de Mayo para reunirse con los trabajadores y comenzar a revisar caso por caso las condiciones de las indemnizaciones, al tiempo que anticiparon acciones legales individuales.
Desde el sindicato también remarcaron que entre los despedidos hay empleados con hasta 17 años de antigüedad, lo que vuelve aún más delicada la situación social generada por la decisión empresaria.
En su defensa, la bodega difundió un comunicado en el que atribuyó los despidos a la profunda crisis que atraviesa el sector vitivinícola. Según publicó El Diario de La Pampa, la empresa mencionó la caída del consumo, el atraso en los precios del vino a granel frente al fuerte aumento de los costos, y los daños provocados por las heladas que afectaron las últimas cosechas como parte del combo que deterioró su situación económica.
En ese mismo contexto, la firma también hizo referencia a una pausa en parte de su actividad productiva, a la espera de una mejora en el escenario comercial y climático que permita retomar el ritmo habitual de elaboración. Ese parate, de hecho, fue el argumento central para justificar la reducción de su plantel de empleados.
La razón de estos cimbronazos también se explica en la fuerte caída en las ventas de los vinos, un fenómeno que viene profundizándose en los últimos meses y que afecta de lleno a las bodegas de menor escala.
El caso de Bodega del Desierto no ocurre en el vacío. La actividad vitivinícola en su conjunto viene mostrando signos claros de deterioro: menor consumo interno, sobrestock de vino, presión de costos y dificultades financieras que atraviesan a toda la cadena, desde los productores de uva hasta las bodegas.
Aunque La Pampa no forma parte del núcleo tradicional del vino argentino, su entramado productivo es especialmente sensible a estos movimientos. Con pocas bodegas en actividad, cada ajuste repercute de manera directa sobre el empleo local y deja en evidencia la fragilidad de estas economías regionales cuando el mercado se achica.
En ese marco, los 12 despidos en 25 de Mayo funcionan como una señal de alerta: aun las bodegas más chicas, lejos de los grandes centros vitivinícolas, ya no logran quedar al margen de una crisis que combina caída de consumo, problemas productivos y falta de previsibilidad.





