En estas horas se juega el destino de un cargamento de casi 3000 vacas que hace dos meses están viviendo sobre un buque en altamar. Se trata de un envío que hizo Uruguay a Turquía, valuado en 5 millones de dólares, que partió el pasado 19 de septiembre y está varado en el puerto de Bandirma desde el 21 de octubre. Las autoridades turcas no las dejan bajar por falta de documentación necesaria e irregularidades sanitarias, un argumento con el que disienten los funcionarios uruguayos, que afirman que el conflicto responde a un “diferendo comercial entre operadores privados”.
Así lo informó el propio Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) del país vecino tras la reunión que mantuvo el pasado viernes con sus pares turcos. Hasta el momento, las negociaciones no han arribado a buen puerto, y los funcionarios uruguayos advierten que peligra seriamente la supervivencia de esos animales, pues ya fallecieron al menos 50 de ellos.
Es justamente un puerto lo que busca el Spiridon II, que ha cambiado su trayectoria en las últimas horas y, según las plataformas de “trackeo” marítimo, ya abandonó el Mármara y navega por el Mar Mediterráneo de regreso a Uruguay. Fuentes uruguayas, en cambio, indican que la redirección tiene como destino otro puerto de los alrededores que permita descargar la hacienda.

La diligencia de ese buque de 97 metros de eslora y 16 metros de manga, con casi 50 años de antigüedad, iba a ser rutinario. Hace ya 15 años que Uruguay habilitó la exportación de ganado en pie a Turquía, y la exportación había transcurrido hasta ahora sin grandes sobresaltos. De hecho, a pesar de este conflicto en puerta, el país oriental prepara otro envío para los próximos días.
Lo que sucedió con este embarque de 2901 vacas de las razas Angus, Hereford y Holando destinadas al engorde en campos turcos es que, al llegar a destino, las autoridades alegaron que 469 animales no tenían certificados válidos, 146 tenían microchips ilegibles y 58 habrían muerto durante la travesía inicial. También se estima que hubo no menos de 50 nacimientos, de los que tampoco hay información precisa.
Desde la cartera agropecuaria de Uruguay, no obstante, señalaron que “la situación que afecta al buque no tiene origen sanitario”, sino que es un conflicto comercial entre el exportador e importador. Incluso, aseguraron que antes de seleccionar a los animales que iban a viajar, fueron 4000 los que se aislaron y sometieron a cuarentena para cumplir con los requisitos.

Mientras el Spiridon II busca un destino, por estas horas se mueve a una velocidad de 10 nudos por hora e informa que, de no hallarlo, llegaría el próximo 14 de diciembre a las costas de Montevideo.
“Los animales ahora están en el barco. Están retornando a Uruguay, pero lo que hemos hablado con los responsables es que van a tratar, en el trayecto, de redireccionar los animales. Desde el punto de vista del bienestar animal, hemos tratado que tuvieran alimentación y agua. Los reportes que nos llegan del barco es que están en buenas condiciones, pero eso no lo podemos certificar”, explicó Marcelo Rodriguez, ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca uruguayo.
“Es un problema muy extraño, y hasta el día de hoy no entendemos lo que sucedió”, expresó, por su parte, el exportador uruguayo Facundo Fernández en diálogo con Valor Agregado Agro, quien también insistió en que “los animales salieron con el control sanitario correspondiente” y que fue “un problema administrativo” que en absoluto compromete la relación comercial entre ambos países.

La ONG “Animal Welfare Foundation”, en la voz de una de sus protagonistas, la veterinaria Maria Boada, advirtió justamente que la salud de los bovinos a bordo corre un grave peligro y que, si se emprende un viaje definitivo a Uruguay -de un mes de duración- la mayoría de ellos no van a sobrevivir.
No son pocas las dudas que recaen sobre el Spiridon II, un buque que lleva la bandera de Togo y casi 5 décadas en altamar. Entre 2021 y 2024, se le hallaron 84 deficiencias y ya no tiene autorización para transportar animales en Europa, lo que le otorga una condición de “bandera negra” según el Memorando de París.
El hacinamiento, la falta de ventilación, el poco alimento disponible y la muerte de animales a bordo no plantea un escenario alentador para esta transacción comercial, de la que debería haber novedades más temprano que tarde.

Para Uruguay, el caso es incómodo desde el punto de vista comercial y político. Cabe recordar que Turquía es, hoy por hoy, el destino del 90% del ganado en pie que exporta el país, lo que le ha significado un ingreso de unos 300 millones de dólares por los más de 300.000 animales que allí se enviaron. No obstante, el conflicto se da sólo con un importador en particular.
Las negociaciones, por estas horas, avanzan a toda velocidad mientras el Spiridon II aguarda novedades. Lo que se juegan no son sólo 5 millones de dólares, sino, fundamentalmente, la reputación que ha acumulado el país oriental en materia de bienestar animal.
“Tanto Uruguay como Turquía manifestaron su voluntad de preservar y fortalecer la relación comercial que históricamente une a ambos países en el comercio de ganado en pie. Las delegaciones acordaron mantener abiertos los canales técnicos para facilitar un desenlace rápido, ordenado y respetuoso de las normativas vigentes”, expresaron las autoridades del país vecino en un reciente comunicado.






Una porquería la comercialización de ganado en pie.