En las últimas tres décadas, el mapa del desarrollo en el Mercosur ha cambiado radicalmente. Mientras que Brasil, Uruguay y Paraguay evolucionaron, la Argentina se quedó estancada. Una señal de esa realidad es lo que sucede en el mercado inmobiliario rural.
Argentina ha tendido a mirarse a sí misma, encerrada en una suerte de burbuja. Mientras tanto, los países vecinos han apostado por abrirse al mundo, mejorar sus condiciones productivas y acompañar a los sectores agroindustriales con políticas activas.
Según datos de la Compañía Argentina de Tierras (CAD), los precios promedio de la tierra muestran un claro retraso frente a otros países. Mientras un campo en Brasil el valor promedio de la superficie agrícola alcanza los 27.500 dólares por hectárea, en la Argentina ronda los 15.850 dólares. La diferencia no es casualidad: refleja políticas erráticas, falta de previsibilidad y una inserción internacional debilitada.
“Hasta Paraguay nos mira desde arriba. Las diferencias son enormes: allá hubo desarrollo, infraestructura, caminos, electricidad, y un Estado presente que acompañó al productor. En cambio, nosotros seguimos sin poder participar del mundo”, comentó hoy Roberto Frenkel Santillán, presidente de Bullrich Campos y vicepresidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), durante una jornada realizada por esa entidad en la ciudad de Buenos Aires.
Sin embargo, pese a todo, Frenkel Santillán dijo que la renta promedio de la tierra argentina en los últimos 25 años se ha mantenido en torno al 6%, lo que demuestra el potencial estructural del activo si se lograran condiciones más estables.
Un Estado que no acompaña a sus productores ni genera condiciones para invertir termina dejando al país rezagado. El resultado es visible: inversores extranjeros que miran hacia Brasil, Paraguay o Uruguay, pero no hacia Argentina. “No forma parte de nuestro portafolio de inversión, nos dicen”, apuntó Frenkel Santillán.
El país cuenta con ventajas que muchos envidian: estabilidad geográfica, recursos naturales abundantes y ausencia de conflictos bélicos. Sin embargo, esas fortalezas deben ser acompañadas por reglas claras, apertura comercial y una visión de largo plazo.
El vicepresidente de CAIR dijo que si la macroeconomía se ordena y la legislación de tierras se actualiza, la llegada de nuevos inversores podría marcar un punto de inflexión en el mercado inmobiliario rural.
En otro orden, el especialista dijo que “tenemos que empezar a valorar no solo la tierra, sino también el valor agregado que muchos campos le están dando a través de la tecnología y la diversificación productiva”.
“Ese valor agregado no se tasa por el valor inmobiliario, sino por la renta y los resultados productivos. Por eso tenemos que volver a aprender, a entender que estamos tasando un campo más una ‘fábrica’ que genera ingresos; es un desafío enorme, pero apasionante”, resumió.






A quien le creemos, en otro portal agricola dicen el valor de los campos en Argentina estan por arriba de los de$20mil dolares por hectarea y record de venta de terrenos….
Que portal de MIERDA peronista que son ustedes, cuando EL ESTADO PRESENTE NOS RECONTRA COGIA nos los ví a ustedes quejarse…
Esos países prosperaron justamente por la falta de la estafa del “Estado presente”.
Dan asco.