Ingredion es una multinacional estadounidense que nació hace más de un siglo al calor de la molienda de maíz y que con el tiempo se transformó en un actor central del negocio global de los ingredientes. Desde su sede en Westchester, Illinois, la compañía fabrica almidones, jarabes, proteínas vegetales, fibras y texturizantes que son utilizados por las grandes industrias de alimentos y bebidas para dar cuerpo, dulzor y estabilidad a sus productos.
Su nombre rara vez aparece en las etiquetas, pero sus desarrollos están presentes en miles de fórmulas alimentarias que se consumen a diario en todo el planeta. La empresa tiene operaciones en más de 120 países, cuenta con 46 plantas industriales y emplea a unas 11.200 personas.
Aunque su origen está en la producción de derivados del maíz, en los últimos años amplió su base de materias primas a la mandioca, la papa, el arroz, las legumbres e incluso la stevia. Su estrategia pasa por ofrecer soluciones que respondan a las tendencias del consumo moderno: alimentos más saludables, con menos azúcar, menos aditivos y elaborados bajo criterios de sostenibilidad.
Esta es su centenaria historia:
INGR Timeline_March2018
Durante 2024, Ingredion consolidó una reestructuración global que ordenó su operación en tres grandes divisiones: Texture & Healthful Solutions (T&HS), orientada a los productos de mayor valor agregado; Food & Industrial Ingredients de América Latina; y Food & Industrial Ingredients de Estados Unidos y Canadá. El cambio buscó reflejar con mayor claridad el peso creciente de los negocios asociados a la innovación y la salud, y también mejorar la rentabilidad por región. Dentro de ese esquema, el segmento T&HS se convirtió en el motor de crecimiento y aportó los márgenes más altos del grupo.
Durante ese ejercicio, las ventas totales alcanzaron los 7.430 millones de dólares, lo que representó una caída del 9% frente a los 8.140 millones de 2023. El volumen de productos vendidos se mantuvo prácticamente igual, pero la empresa facturó menos porque bajaron los precios internacionales del maíz y otros granos que sirven de materia prima para sus ingredientes. Como esos menores costos se trasladan a los clientes, la cifra final de ingresos se redujo aún cuando la actividad industrial se sostuvo.
El negocio que más aportó al resultado fue el de texturizantes y soluciones saludables, que incluye proteínas vegetales, fibras y endulzantes naturales. Ese segmento creció un 6% en volumen y aportó los mejores márgenes del grupo. En cambio, el área de ingredientes básicos para alimentos e industrias tuvo una baja del 10% en ingresos, golpeada por los menores precios y el contexto más débil en bebidas y productos industriales.
Por regiones, Norteamérica concentró el 46% de las ventas (unos 3.400 millones de dólares), con una caída del 7% respecto de 2023. Latinoamérica, que representa cerca del 28% de la facturación total, vendió por 2.080 millones de dólares, lo que significó una retracción del 5%.
En esta región, la compañía mantuvo volúmenes estables, pero los ingresos se vieron afectados por la inflación y la devaluación de las monedas locales, especialmente en Argentina y Brasil. Asia-Pacífico redujo su participación tras la venta del negocio en Corea del Sur, mientras que Europa, Medio Oriente y África cerraron con ventas de alrededor de 750 millones de dólares, muy similares al año previo.
El 2025 comenzó con señales de recuperación. En la primera mitad del año, las ventas totalizaron 3.646 millones de dólares, un 1% más que en el mismo período de 2024, y la utilidad operativa subió 13% interanual. Ingredion espera cerrar el ejercicio con un crecimiento moderado de ingresos y márgenes estables, impulsada por la buena performance del negocio de texturizantes y proteínas.
A nivel global, la compañía mantiene una estructura industrial amplia y diversificada. Sus 46 plantas se reparten en cuatro continentes y producen desde jarabes y almidones básicos hasta ingredientes funcionales de alta especialización. La mayoría de las instalaciones se dedican al procesamiento de almidón húmedo, aunque varias fueron adaptadas en los últimos años para fabricar proteínas de arveja, edulcorantes naturales y fibras dietarias. Además, cuenta con una red de 30 centros de innovación o “Idea Labs”, donde científicos y técnicos desarrollan nuevas formulaciones junto con sus clientes.
En América Latina, Ingredion tiene operaciones en Brasil, Colombia, Chile y Argentina, región donde la compañía está presente desde hace más de 90 años. En Cali (Colombia) y Ciudad de México realizó recientemente ampliaciones de capacidad y mejoras de eficiencia.
En la Argentina opera con dos plantas industriales ubicadas en Chacabuco y Baradero (provincia de Buenos Aires), dedicadas a la molienda húmeda de maíz y a la producción de almidones, jarabes de glucosa, fructosa, maltodextrinas y otros insumos esenciales para la industria alimentaria, de bebidas y farmacéutica.
En el país, además, Ingredion protagonizó una de las alianzas industriales más relevantes de los últimos años. En 2021 anunció junto al Grupo Arcor la creación de una nueva empresa llamada Ingrear, un joint venture destinado a integrar sus operaciones de molienda de maíz y producción de derivados en Argentina, Chile y Uruguay. El acuerdo, en el que Arcor mantiene el 51% del capital e Ingredion el 49% restante, abarcaba cinco plantas industriales -las dos de Ingredion en Buenos Aires y tres de Arcor en Córdoba y Tucumán- y una facturación conjunta estimada en más de 300 millones de dólares anuales.
Sin embargo, el proyecto enfrentó obstáculos. En abril de 2022, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), dependiente de la Secretaría de Comercio Interior, objetó la operación al considerar que podía generar una concentración excesiva en el mercado de molienda húmeda de maíz y sus derivados. El organismo advirtió que la fusión “suponía la desaparición de un competidor independiente y un aumento significativo en la concentración del sector”, con el riesgo de que las empresas dominaran el mercado de almidones, jarabes y endulzantes. En aquel momento, el entonces secretario de Comercio Roberto Feletti justificó la objeción señalando que el Gobierno debía “cuidar los derechos de las familias y de los consumidores” y evitar que unas pocas compañías concentraran la cadena de insumos alimentarios.
Tras dos años de negociaciones, en 2024 la CNDC finalmente aprobó la conformación del joint venture, pero subordinada al cumplimiento de siete medidas estructurales y de conducta. Entre las principales condiciones se estableció que Arcor debía desinvertir una parte de su capacidad de molienda, unas 350 toneladas diarias, poner a disposición de competidores otras 200 toneladas por día de capacidad productiva durante cinco años, y garantizar que los precios de transferencia a su propia división de alimentos fueran iguales o mayores a los aplicados a terceros. También se impuso la obligación de mantener un trato equitativo a los competidores en abastecimiento y servicio, de no contratar ejecutivos de empresas rivales durante tres años, y de exportar un volumen equivalente a 550 toneladas diarias de molienda por cinco años.
Además, las partes deberán contratar un auditor independiente que supervise el cumplimiento de las condiciones y desarrollar un programa de compliance antimonopolio bajo la órbita de la Cámara de Fabricantes de Almidones y Derivados (CAFAGDA). Con estas medidas, el organismo buscó evitar prácticas exclusorias y garantizar la competencia en un mercado clave para la cadena de alimentos.
Aún con esas exigencias, la alianza sigue en marcha y ya comenzó a operar bajo el nombre de Ingrear, consolidando la producción de ingredientes de valor agregado para el mercado local y regional. En 2023, la nueva sociedad registró una facturación de 245.760 millones de pesos y ganancias por 12.884 millones, cifras que reflejan su escala dentro del negocio.
A nivel global, Ingredion también busca consolidar su reputación en materia de sostenibilidad. Según su informe anual, el 85% de los cultivos prioritarios, maíz, papa, mandioca, legumbres y Stevia, proviene de fuentes certificadas sostenibles, mientras que el 31% de su consumo eléctrico ya se cubre con energías renovables.
En 2024 alcanzó 74.000 hectáreas agrícolas bajo programas de agricultura regenerativa, en alianza con productores de distintas regiones. Por estas iniciativas y por su desempeño financiero, fue incluida por Fortune y The Wall Street Journal entre las compañías más éticas y mejor gestionadas del mundo.