Si pudiéramos echar un vistazo a los tambos de principios del siglo pasado, probablemente veríamos en ellos a muchos inmigrantes vascos, una comunidad que le dio un importante despegue a esta actividad en nuestro país.
Pero ese tradicional arquetipo del trabajador vasco sacrificado, sentado en su banco ordeñando a las vacas, ha quedado en el imaginario colectivo, porque lo cierto es que ha habido tantos avances en el sector, que hoy la postal es totalmente diferente. Y no sólo por el ingreso de robots de ordeño, sino incluso por aspectos mucho menos perceptibles, como los microorganismos que se usan en la alimentación de las vacas.
En Los Vascos, una empresa dedicada exclusivamente a la nutrición animal, también se trabaja en la actividad lechera al igual que aquellos inmigrantes, solo que en el sentido contrario: El propósito es que el trabajo sea cada vez más ágil, menos intensivo en mano de obra y menos sacrificado.
Hablar de nutrición ya no es novedad en la producción pecuaria. Al igual que pasó con los humanos, hoy la dieta de los animales es muy variada, con una fuerte presencia de aditivos que hacen más eficiente la producción, evitan problemas de salud, y permiten ahorrar en alimento.
Los Vascos es una empresa de la localidad santafesina de Coronda, muy vinculada a la producción tambera de la cuenca a la cual pertenece, pero también al ganado tradicional. Aunque fue fundada hace 25 años, en realidad creó su propia línea de aditivos y premezclas hace sólo un lustro, pero ya ha logrado muy buenos avances en el mercado.
“Estamos buscando soluciones para que la gente trabaje menos”, resume uno de sus veterinarios, Fernando Barra, quien explicó a Bichos de Campo cómo operan particularmente los microorganismos que hoy reconfiguran el mapa productivo en tambos y hacienda.
Tal vez la analogía más clara sea la de los probióticos, ese conjunto de microorganismo y levaduras que tienen beneficios para el sistema digestivo de los humanos. En las vacas, funciona de la misma forma: Se usan microorganismos específicos para que la digestión en el rumen, el primer “compartimento” del estómago, sea más óptima y derive en una mayor ganancia de kilos -en el caso de la producción de carne- o de leche -en el caso de los tambos-.
“Lo que se hace es estabilizar el rumen para que trabaje más parejo, se lo modula para que sea más eficiente”, explica Barra, que rescata que, gracias a que todo el proceso se hace desde cero y dentro del país, hoy se logra a bajo costo.
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En ese sentido, uno de sus productos insignia es el DFM, un suplemento vitamínico que se provee a las plantas de alimento balanceado de bovinos, cerdos, pollos, gallinas y equinos. Como base, usan un cultivo de levaduras de cerveza, donde cargan microorganismos para mejorar la digestión de la fibra y regular el PH.
El otro, que fue patentado originalmente en Estados Unidos, es el R-Zeta, un aditivo usado en el ganado que lo que hace es disminuir el consumo y aumentar la eficiencia. Como si se pusiera a dieta a las vacas, con ese compuesto evitan que coman tanto balanceado y así no sólo se ahorra en insumos, sino también en mano de obra.
“El animal se autorregula solo lo que come todo el día. No hace falta darle pasto, ni rollo ni silo, esa es solo esa su única dieta”, explicó Fernando. En su feedlot experimental, de hecho, ya han evaluado los resultados y asegura que son muy buenos.
“El productor le da de comer una sola vez por semana al animal, que se autorregula solo y así se come un 40% menos para producir un kilo de carne”, agregó.
Así como lo hacen los robots, el acelerado desarrollo de la nutrición animal también ha cambiado muchas prácticas dentro de los establecimientos productivos. Sin ir más lejos, incluso en feedlots de gran escala, con el correcto uso de estos suplementos puede prescindirse de tanto trabajo durante los fines de semana, ya que sólo es necesario controlar los comederos.
¿El secreto? Fernando dice que está en el intenso trabajo de investigación y desarrollo que hacen ahí mismo en sus laboratorios del parque tecnológico santafesino. Por eso, en cierta medida, esto es sólo el comienzo para el sector, pues confían en que queda mucho por lanzar al mercado.
“Nuestra base es desarrollar productos pensando en que la gente pueda hacer las cosas bien y ganar calidad de vida. Ese es nuestro objetivo”, concluyó el veterinario.