De tanto esperar, los productores empezaron a perder la paciencia, y ya no es tan generalizado el clima de buena expectativa que había marcado el inicio de este año electoral.
Los números hablan por sí solos. El índice de confianza ag Barometer, que elabora de forma bimestral el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, arrojó que en el período mayo-junio la confianza en el agro sobre el futuro del sector cayó un 19% de forma interanual y se ubicó 5 puntos por debajo de la medición de marzo.
No es la primera vez en el año que el informe arrojado por la institución da cuenta de cambios en las expectativas del sector. Así como había motorizado subas en mediciones anteriores, la política de retenciones, que en el caso del maíz y la soja volvieron a sus valores iniciales este mes, es hoy el ancla que enfría el entusiasmo.
“Aunque el indicador general se mantiene en valores positivos, ya son cuatro las mediciones consecutivas que muestran alzas y bajas, reflejando la incertidumbre que atraviesa al sector, influenciada tanto por factores políticos y macroeconómicos como por elementos sectoriales específicos”, señalaron desde la entidad.
En este caso, el estudio alcanzó a 322 productores de diferentes partes del país. El índice de confianza se retrotrajo 7 puntos, de 137 a 130, y la principal razón está en el deterioro del índice de condiciones presentes y la caída en las expectativas de inversión, destacan en el informe bimestral.
El optimismo respecto al futuro no está claro en el sector, que hoy se divide en un “fifty-fifty” entre los que aún confían que vendrán tiempos buenos y los que no. Incluso, respecto a las retenciones, una pequeña porción de los productores encuestados sostiene la esperanza de que se eliminen después de octubre.
La referencia al mes no es fortuita, porque este año electoral también ha despertado volatilidad en el agro y ha tensado la relación con el Gobierno, que necesita de liquidez y dólares frescos para fortalecer las reservas pero no quiere dar el brazo a torcer sobre temas sensibles, como los derechos de exportación.
A eso se suma la guerra comercial desatada por Estados Unidos y los conflictos que atraviesan a Medio Oriente, que han generado vaivenes en los intercambios internacionales y aportan volatilidad a los mercados.
“Lo más preocupante de esta medición es el deterioro en la mirada a futuro. La confianza sobre la situación del sector en los próximos 12 meses cayó un 19%, pasando de 132 en marzo a 107 en mayo-junio”, expresó Carlos Steiger, director del Ag Barometer Austral.
Incluso, en comparación de lo que sucedía 3 meses atrás, el cambio es significativo: Hoy, el 63% de los productores considera que no es un buen momento para invertir, un aumento del 4% respecto a marzo.
Con una política agropecuaria poco clara, y cambios continuos en las reglas del juego, lo cierto es que el productor y los empresarios son más bien reacios a hacer grandes jugadas. Además de la suba de retenciones, hoy se combina el deterioro de la infraestructura, los altos costos logísticos, la inflación en dólares de muchos insumos y las elevadas tasas reales de interés en pesos.
En ese compleja esquema no ayuda que el precio internacional de los cereales y oleaginosas continúe deprimido.
Y es que el clima suele ser tan confuso que se dan situaciones curiosas. El de las retenciones fue una de ellas, porque mientras el Gobierno ya daba por sentado que la medida de baja temporaria llegaba a su fin el 30 de junio, en el sector productivo esperaron hasta las últimas horas un volantazo, un movimiento que suele ser moneda corriente en la política nacional.
Por eso es que, tal como destaca el informe de la Universidad Austral, el ritmo de ventas se aceleró los últimos días del mes, ya que el 68% de los productores habían preferido esperar definiciones concretas sobre la medida, y confiaron, hasta último momento, en que se prorrogaría.
Un caso ilustrativo de este diagnóstico es el de la inversión tecnológica, sobre el que especialistas insisten hasta el hartazgo que está relegada. “En la coyuntura actual, marcada por incertidumbre política y económica, las decisiones de inversión en activos fijos como maquinaria quedan postergadas”, afirmó Steiger.
Así y todo, parece haber una ventana que despierta expectativas dentro del agro, y es la de la ganadería. Como una gran excepción a la regla, el sector hoy atraviesa un contexto de buenos precios internacionales que, en caso de mantenerse, podrían impulsar la retención de vientres e inversiones.
“Esta situación genera expectativas favorables, aunque todavía no se refleja de manera contundente en las decisiones de inversión”, señalaron desde la entidad.
El informe completo:
Informe-AgBarometer-May-25
Tienen con las retenciones una idea fija. Lo más parecido a un cubano pretendiendo obtener un gomon