Mientras que cada 20 de mayo se celebra a nivel mundial el Día de la Abeja, fecha fijada por Naciones Unidas para crear conciencia sobre la importancia de esos polinizadores, a nivel local se realiza la Semana de la Miel -entre los días 14 y 20 de ese mismo mes, según lo dispuesto por la Resolución 95-E de 2017-, con el objetivo de fomentar la actividad apícola y promover el consumo de los productos y subproductos que de ella se obtienen. Sin embargo, hace ya tiempo que aquel evento no deja el sabor dulce que debiera.
De eso da cuenta la Sociedad Argentina de Apicultores (SADA), quienes detectaron no solo un menor apoyo en la promoción de la actividad, sino también la falta de una estrategia oficial que de alguna forma dirija el rumbo de esa economía regional en el mediano y largo plazo.
“En este momento, a nivel nacional, no contamos con una política clara de fomento al trabajo de la apicultura. Destaco lo nacional porque hay provincias que sí trabajan por ello. Vos podés apoyar cuando se cae una producción o fomentar el aumento de la cantidad de productores dentro de un sector, pero aquí no sucede. La actual gestión trabaja para solucionar problemas fáciles, con medidas rápidas y concisas que permitan destrabar cosas, y en ese sentido andan bárbaro. Pero a mediano y largo plazo no se han generado ninguna estrategia clara para el sector”, dijo a Bichos de Campo Lucas Martínez, titular de SADA.
De acuerdo con las estadísticas disponibles a la fecha en la web de la Secretaría, la producción apícola local se encuentra presente en 22 provincias, y se sostiene con el trabajo de más de 20 mil apicultores y más de 4 millones de colmenas. El sector cuenta con más de 1.200 salas de extracción de miel habilitadas por Senasa, donde se extrae un volumen estimado superior a las 75.000 toneladas de miel anuales. De ese total, cerca del 90% se exporta, teniendo en cuenta el bajo consumo interno.
Ese último punto explica por qué los apicultores se encuentran atados en gran medida a los vaivenes de los mercados internacionales, cuyos precios se encuentran a la baja desde hace tiempo, producto principalmente de las denuncias por miel adulterada.
“El sector está deprimido pero porque no le cierran las ecuaciones, y todos sabemos que en nuestro país esas ecuaciones son ondulantes. Hemos tenido precios internacionales altísimos con un dólar pisado acá en Argentina, que no servía; y después hemos tenido cotizaciones muy bajas con dólares muy fuertes. Es complicado, como sucede en todo sector productivo”, explicó Martínez.
En este escenario, trabajos de fomento de la actividad se vuelven especialmente importantes, y los mayores esfuerzos se realizan actualmente al interior de las provincias.
“En el caso de la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, se hizo el programa Mi Primera Colmena, que te capacita y te da una colmena para empezar. Vos después podés discutir la calidad técnica, pero es una política activa para que haya más apicultores, en la provincia que concentra la mayor actividad”, señaló el titular de SADA.
“En la provincia de Entre Ríos se trabaja muy fuerte con las cooperativas en la búsqueda de ampliación tecnológica. Ahí están apostando más al sector mediano y grande, por lo que hay créditos para insumos, para maquinaria, para todo lo que es logística. Y en Santa Fe pasa más o menos lo mismo”, agregó a continuación.
Frente a esto, una de los recortes más lamentados por el sector fue el del Programa Apícola de INTA (Proapi), reconocido a nivel internacional.
“Es el programa más fuerte de América y lo desmantelaron. Se fueron técnicos de muchos años de trayectoria, y a la vez les cortaron toda la movilidad a los técnicos. Tenés técnicos dentro del laboratorio que no pueden salir. Es muy difícil cuando te dicen que están buscando hacer más eficientes los recursos, cuando te hablan de lo estructural, de la cantidad de sedes y tierras que no se usaban, pero en nuestro caso no tenemos estaciones experimentales que estén 100% trabajando con abejas”, sostuvo Martínez.
De igual forma, la desaparición del programa Cambio Rural, dentro del cual el sector apícola llegó a participar de 150 grupos en todo el país, significó un duro golpe en materia de extensión.
“Era la forma técnica que se había encontrado para la actividad, aunque no fue creado específicamente para eso. Hoy vos ves que la Secretaría quiere arreglar cosas que sean fáciles. No están planteando una discusión de políticas a mediano y largo plazo, sino que están teniendo una mirada muy efectivista. Nosotros le hicimos un pedido directamente al Secretario y lo que nos dio a entender es que no tienen injerencia en eso”, lamentó Martínez.
-Daría la impresión de que la Semana de la Miel se celebra porque hay una resolución que así lo indica, pero finalmente la actividad no está dentro de la agenda oficial del gobierno. ¿Lo ven así?- le preguntamos al titular de SADA.
-No, claramente. Uno tiene que entender que nuestro sector es uno socialmente importante, pero no económicamente tan relevante. Y este gobierno prioriza a los sectores económicos y no a los sociales. La estructura está, no sacaron a la Coordinación Apícola, que era lo que uno pensaba. En eso nos manifestamos positivamente, desde ya, pero el Coordinador no tiene presupuesto, no tiene técnicos, no tiene una estrategia de trabajo.