A inicios de año se detectaron 11 focos de la Enfermedad de Aujeszky (EA), un virus respiratorio que afecta al sector porcino y que casusa fuertes pérdidas económicas en las empresas. Desde entonces, los referentes del sector privado comenzaron a elaborar y consensuar con el Senasa un plan que busca controlar y erradicar la enfermedad, y que verá la luz en no más de dos meses. Su vigencia será de 3 a 4 años.
Desde la Federación Porcina dijeron que “se saldrá a buscar el virus”, ya que “es muy importante identificar en qué zonas y establecimientos está para proceder a su saneamiento y evitar la difusión de la enfermedad que hasta ahora está controlada”. Eso implica la detección y la instrumentación de medidas de mejora de la bioseguridad, en el caso de que sea necesario, lo que elevará el estándar sanitario de los productores.
Para que esto funcione se creará un ente sanitario nacional que va a monitorear la instrumentación del programa, y que coordinará el trabajo de al menos 70 veterinarios que recorrerán el país tomando muestras y haciendo las correcciones necesarias.
La primera etapa es la más importante y costosa: demandará recursos por cerca de un millón de dólares que serán aportados solo por los privados. En este período, se hará un diagnóstico y clasificación de los predios. En Senasa hay registrados 2500 productores y 187 establecimientos industriales.
En esta etapa se tomarán muestras de las granjas que tengan sospechas de presencia del virus, y de todas las de menos de 100 madres que hayan registrado movimientos de animales, indistintamente de que se haya denunciado antes la presencia del virus o se sospeche de él. Sucede que la enfermedad fue detectada en diferentes momentos en los últimos años en criaderos chicos con menos medidas de bioseguridad.
Estas medidas permitirán identificar los casos positivos para proceder a la vacunación de esos animales, que serán enviados luego a la faena controlada.
El establecimiento en cuestión podrá seguir mandando hacienda a los frigoríficos, pero estará obligado a proceder con las medidas sanitarias que se exijan, además de que Senasa las audite.
A su vez, el camión de traslado deberá circular con documentación que identifique su carga procedente de animales de un predio en proceso de saneamiento para una faena controlada.
La vacunación estará a cargo del sector privado y se estima que tendría un costo cercano a los tres dólares por animal que se espera se reduzca en tanto haya más competencia por suministrar el insumo.
La aplicación de la vacuna se cree que se haría de forma preventiva, solo en los criaderos que tengan cerca a otros con animales con resultados positivos, o a frigoríficos que faenan capones con ese mismo resultado.
Cabe destacar que al igual que la aftosa en los vacunos, este virus causa pérdidas económicas, pero no afecta a la salud humana.
La segunda etapa es la de regionalización del país, donde se identifican los casos que fueron controlados y los lugares en donde está latente el virus.
En la tercera se buscará alcanzar un control total de la enfermedad hasta lograr que se declare al país libre de la misma, así como años atrás se lo logró con la peste porcina clásica.