Murió esta madrugada el Papa Francisco, el Papa argentino. Un Papa muchas veces polémico.
Murió un Papa que también le solía hablar a los productores agropecuarios de todo el mundo. También en este discusión, nuestro Jorge Bergoglio solía tomar posiciones que no pasaban inadvertidas.
En octubre de 2023, según informaba el sitio Vatican News, el Papa pidió al sector agrícola no olvidarse de quienes no tenían que comer. Finalmente, ponía en el centro de la escena el objetivo central de la producción: dar de comer a los hombres. Es algo que muchos productores parecen olvidar en una agricultura cada vez más deshumanizada y demasiado pendiente de los mercados.
En esa cita, Francisco habló para los participantes en el Coldiretti Village, que se realizó en el Circo Massimo, en Roma, del 13 al 15 de octubre. Eran agricultores y empresarios del sector reunidos en una suerte de Caminos y Sabores, pero en Italia. “Mientras reflexionan sobre cómo valorizar el carácter distintivo y la calidad del ‘Made in Italy’ agroalimentario, les invito a recordar a quienes carecen de lo necesario para alimentarse”.
En el Génesis, recordó en ese momento Francisco, se evidencia cómo a través del trabajo agrícola el hombre puede “reconocer en la creación el signo de la alianza que Dios había hecho con él”, ya que Dios le confía su “maravilloso jardín” para que lo cuide custodiándolo material y moralmente.
En el Evangelio, proseguía Francisco, se aclara aún más el significado del mandato de Dios que se encuentra en el Génesis de “dominar la tierra”, porque en ese mandato, el dominio se ve en la “lógica del amor que se convierte en servicio”.
Este es un mensaje grabado por el propio Papa en 2016, dirigido a los campesinos:
Hoy, sin embargo, advertía nuestro Papa, a través de las nuevas tecnologías, el hombre ejerce su poder “obligando a menudo a la tierra a dar frutos”, pero el precio que paga la naturaleza es muy alto.
En ese aspecto, el Papa no negaba la crisis climática. Pero ponía énfasis en particular en los pobres, que “corren el riesgo de no poder contar con el pan de cada día”. De ahí su llamamiento a tomar decisiones que garanticen que toda la población mundial disponga de los alimentos que necesita.
Francisco reclamaba con frecuencia acciones más contundentes contra el cambio climático: En su exhortación ‘Laudate Deum‘, el pontífice lamentó que “en los últimos años no han faltado personas que pretendieron burlarse” de esta crisis ambiental. Y enfatizaba: “Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes”, destacó.
En febrero de 2024, en otra aparición en la que se refirió a los desafíos de la agricultura, Francisco confirmó que la sociedad actual “está llevando el mundo a límites peligrosos”. Fue en un mensaje dirigido al Consejo de Gobernadores del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de Naciones Unidas (FIDA), con sede en Roma.
“La sola inversión en trasporte y almacenamiento puede reducir las pérdidas de los pequeños agricultores, que producen un tercio de los alimentos que se consumen a diario”, destacó entonces el Papa, que volvió a reclamar que ese organismo multilateral deje de subsidiar tanto el dispendio de alimentos para ayudar a las comunidades más pobres a producirlos. Por eso reclamó “programas de investigación y tecnología que favorezcan una agricultura sostenible y respetuosa con el medioambiente”.
Francisco agregó que el mundo vive una “dicotomía desgarradora”, ya que hay “millones de personas pasando hambre” mientras se nota “una gran insensibilidad” de otra parte de la población, que se hace ver “en el derroche de comida”.
“El clima está cambiando, los recursos son expoliados; los conflictos y la crisis económica amenazan la subsistencia de millones de personas”, había advertido el Papa Francisco, ahora fallecido.
En marzo del año pasado, el Servicio de Noticias Católico daba cuenta de otra reivindicación permanente en la prédica de Francisco. Afirmó que la agricultura familiar es la clave para hacer que los sistemas de producción y consumo de alimentos sean más “inclusivos, resistentes y eficientes”.
“Las familias que se dedican a la agricultura son encomiables por la forma solidaria de su trabajo, así como por es estilo respetuoso y delicado con el que cultivan la tierra”, escribió el Papa en un mensaje a una reunión del Foro Rural Mundial, una red mundial de socios que promueve la agricultura familiar y el desarrollo rural sostenible.
El Papa Francisco lamentó, en ese mismo mensaje, que las familias de agricultores “siguen siendo golpeadas por la pobreza y la escasez de oportunidades”.
Sus pronunciamientos a favor de una agricultura más consciente y respetuosa del ambiente, y más cuidadosa de quienes padecen hambre, y del entramado de los pequeños y medianos productores, lo pusieron al borde de sumarse a las campañas europeas en contra de las nuevas tecnologías agrícolas, en especial los cultivos transgénicos.
Pero esto sucedió al principio de su mandato papal, que comenzó en 2013. Luego moderó este tipo de opiniones.En 2015, por ejemplo, los movimientos ambientalistas lo vieron como un aliado, ya que en su ecológica encíclica “Laudato si”, el papa Francisco prácticó una crítica directa a los organismos genéticamente modificados (OGM). Jorge Bergoglio criticaba entonces estas tecnologías agrícolas -muy difundidas en la Argentina- por sus impactos agrarios, sociales y económicos y demandaba un debate amplio y científico sobre ellos.
“En muchos lugares, tras la introducción de estos cultivos, se constata una concentración de tierras productivas en manos de pocos debido a la progresiva desaparición de pequeños productores que, como consecuencia de la pérdida de las tierras explotadas, se han visto obligados a retirarse de la producción directa”, dice Laudato si, que significa Alabado seas en italiano antiguo, y toma el título de un cántico de Francisco de Asís que reza: “Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba”.
Esta encíclica, hecha pública el 18 de junio, es la primera en la historia dedicada a la situación ambiental y a reflexionar sobre “la casa común” de la humanidad, el planeta.
El documento reconoce, de todos modos, la falta de “comprobación contundente” acerca del daño que podrían causar los OGM a los seres humanos, pero destaca que existen “dificultades importantes que no deben ser relativizadas”.
Ante ese contexto, Francisco proponía “una discusión científica y social que sea responsable y amplia, capaz de considerar toda la información disponible y de llamar a las cosas por su nombre”, porque “a veces no se pone sobre la mesa la totalidad de la información, que se selecciona de acuerdo con los propios intereses, sean políticos, económicos o ideológicos”.