Los insumos biológicos llevan décadas estando en la paleta de opciones de los productores agropecuarios. Y hay pioneros que los desarrollan desde entonces, apostando por la biología para potenciar el rendimiento de los cultivos. En los últimos años, estos productos para el campo tuvieron un fuerte envión de crecimiento y adopción, y las grandes empresas del mercado se volcaron a esta forma productiva.
De empresas de garaje en la década del ´70, a grandes monstruos del agronegocio, los biológicos están hoy en día incorporados en la opción productiva, y el futuro va hacia ese lado.
Se trata de formulaciones a base de hongos, bacterias, algas marinas, polifenoles, y otras sustancias naturales, que fomentan la actividad microbiológica de los suelos, logrando protección y nutrición de los cultivos, de forma análoga a los químicos tradicionales. Insecticidas, fungicidas, fitoreguladores, fertilizantes, curasemillas, son solo algunos de los productos que se desarrollan actualmente.
El santo grial de la industria hoy es el herbicida biológico, que si bien aún no fue desarrollado, es lo que faltaría para terminar de volcar el proceso revolucionario hacia lo biológico.
Si bien hace un tiempo el uso y adopción de estas tecnologías estaba mayormente emparentado con la producción a baja escala, regional, de alimentos de consumo directo, o solamente a una legión de “locos” o “hippies”, los biológicos son una realidad en los cultivos extensivos en la pampa gringa. Y están siendo usados por productores de soja, que tradicionalmente utilizaban el paquete de la siembra directa, compuesto por tecnologías de semillas e insumos de síntesis química.
Ejemplo de esto es Adrián Turina, el “gringo Turina”, que en esta campaña en curso aplicó 100% insumos biológicos a las 250 hectáreas de soja que sembró en la zona de Rafaela, en el oeste santafesino.

Turina decidió esto luego de unos problemas de compactación en un lote en la zona urbana de Sunchales, y gracias a la insistencia de un experto como Alejandro Warnes, que es biólogo y elaborador de bioinsumos, fue probando en las dos campañas anteriores, hasta llegar a fines del 2024, cuando sembró la oleaginosa y solo usó insumos biológicos. Como resultado, dice que la soja está hermosa, y “como hacía tiempo no veía”.
Mirá la historia completa de Adrián Turina, productor agropecuario del oeste santafesino:
De la crisis a la convicción, la historia de Adrián y su salto a lo biológico tiene origen como el de cualquier otro productor. Turina llevó su experiencia al escenario de EnBio, la muestra a campo de biológicos más grande de Argentina. Allí expuso ante colegas y técnicos.
Toda su vida estuvo ligada al campo, pero si hace unos años alguien le hubiera dicho que estaría dando una charla sobre insumos biológicos en un evento del sector, probablemente se hubiera reído. “Mirá las vueltas del destino, ¿no?”, dice con una sonrisa. Porque su historia no empieza con una búsqueda por lo biológico, sino con un problema. Y grande.
Hace unos años, Adrián se encontró en un callejón sin salida. Venía trabajando con agricultura desde el 2016 con un manejo convencional, siguiendo las recomendaciones de ingenieros y agrónomos. Pero en 2021, una de sus parcelas, 120 hectáreas en la zona rural de Sunchales, dejó de responder.
“No sabía qué pasaba con la soja. El ingeniero le echaba la culpa a la semilla, el semillero al ingeniero. Y yo me quedé solo. Uno cobró, el otro no quiso más trabajar conmigo”, recuerda.
El diagnóstico fue claro: compactación extrema del suelo. La tierra, agotada por el manejo convencional, ya no daba más. “Llegó un momento en que me desesperé. ¿Qué hago ahora?”, pensó. Ahí empezó su búsqueda de alternativas.
En ese momento apareció en su vida Marcelo Warners, un biólogo experto de la zona. Se juntaron a charlar y Marcelo no tardó en desplegar todo su entusiasmo por los productos biológicos.
“Me taladró la cabeza”, dice Adrián. “Pero me contagió. Me contagiaron sus ganas, su convicción en lo que hacía. Y le dije: ‘Bueno, paremos y probemos’”.
El primer ensayo fue con sorgo. Probó con los productos biológicos, sin ellos y con una mezcla de biológicos y químicos. “No hubo mucha diferencia entre el biológico solo y la mezcla con químicos. Ahí me dije: ‘Parece que tu entusiasmo me está entusiasmando a mí’”.
Después del sorgo, llegó el turno del girasol. En esa campaña, ya el 80% del lote se manejó con biológicos, usando apenas algo de químico en la siembra. El resultado fue bueno. Entonces, Adrián decidió ir un paso más allá.
Este año, por primera vez, apostó todo. Las 250 hectáreas que maneja, tanto en Lehmann como en Sunchales, se sembraron con soja 100% biológica.
“Nada de químico, nada de curasemilla. Todo biológico. Desde los productos para el suelo, a la semilla, a las hojas. Dije ‘me la juego’”, cuenta con orgullo.
Y por ahora, la jugada parece estar saliendo bien. A pesar del calor extremo de la última semana de enero, con 42 grados, la soja está aguantando firme. “Las plantas se ven bien, sanas. Casi sin aborto de hojas. No es solo lo que dicen los análisis de suelo, es lo que se ve a simple vista”.
El cambio no fue solo en los cultivos, sino en la forma en que Adrián ve su propio suelo. Con cada campaña, fue notando algo diferente. “Empecé a ver vida: malezas, bichitos, insectos benéficos. Donde antes la tierra estaba muerta, ahora se mueve”.
Cada año hace análisis de suelo y los resultados lo confirman: algo está cambiando para mejor. “Fueron dos años de proceso, de aprender a mirar el suelo de otra manera. Pero hoy puedo decir que no me arrepiento”.
Muchos productores tienen interés en los biológicos, pero no se animan a dar el salto. El miedo más grande es el tiempo que lleva ver resultados. Adrián lo entiende, pero tiene algo para decirles:
“Dos o tres años pasan rapidísimo. Y yo hace dos años y medio no sabía qué hacer. Hoy estoy satisfecho, viendo los resultados en el campo. Hay que animarse, hay que abrir la cabeza. Un día hay que empezar”.
Y si él pudo pasar de estar perdido con 120 hectáreas compactadas, a disertar en un evento sobre biológicos, es porque hay algo en este camino que realmente vale la pena explorar.
bastante humo. seria muy bueno saber: 1- como controla rama negra. 2 – como repone fosforo. 3- como maneja los ataques de isoca y chinche.